La feria taurina de Sepúlveda comenzó con la primera de las dos novilladas picadas programadas para viernes y sábado, más la corrida de toros del domingo. El primer festejo culminó en una tarde redonda para el torero paisano Victor Barrio anunciado en las dos novilladas.
La plaza registró tres cuartos de entrada. Presidió con buen criterio María Concepción Monte, alcaldesa de la villa. La reina de las fiestas y damas de honor, ocuparon la barrera preferente y el espectáculo estuvo amenizado por la banda de música de Sepúlveda.
Se lidiaron novillos de la ganadería de María Luisa Paniagua, correctos de presentación y de juego desigual. Regular el que abrió plaza, buen pitón izquierdo el segundo, gran novillo por bravo y noble el tercero, soso y distraído el cuarto, bueno el quinto y bueno con mucha clase el sexto. El tercero fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
JUAN MANUEL JIMENEZ De nazareno y oro, capotazos sin más al primer novillo de la tarde, un ejemplar con embestida suave pero de muy corto recorrido. El toreo en redondo careció de constancia, limitándose el torero a cuajar pases sueltos sin continuidad y cuando bajó la mano los muletazos tuvieron sello de calidad pero sin decidirse a repetir las tandas. Postura torera, bien plantado el diestro y sin enmendar la plana en el toreo. Estocada y una oreja.
Dos lances, dos chicuelinas y novillo que sale suelto. Soso y distraído dificultó la labor del joven novillero de Pinto. La faena transcurrió por derroteros de incierto resultado, pues tras tomar el engaño con prontitud y recta embestida, salía suelto del embroque para volver a repetir la aburrida situación. Voluntad y deseos de Jiménez y consecuentemente la faena careció de emotividad y firmes argumentos. Pésimo con los aceros, fue silenciada su labor.
ANTONIO ROSALES Tiene muy buenos modos este joven madrileño de Leganés, al que le falta acaso mayor dosis de seguridad en su quehacer. Vistió de grana y oro y mostró buen toreo a la verónica con un lucido farol final.
Bonitos los iniciales doblones. El novillo embiste con mediada nobleza por el pitón izquierdo por donde Rosales transita con aplomo y estética en series muy bien concebidas y ejecutadas. Hubo cierta armonía entre astado y torero que cumplieron los trámites con vistosidad y brillantez a veces. Los olés sonaron con fuerza para acompañar los magníficos muletazos ligados con largos pectorales. Cumplió la vuelta al ruedo.
VICTOR BARRIO Naturalmente, la máxima expectación en torno al torero paisano, el cual asume su condición de favorito con responsabilidad y sobre todo con torería. Dos largas cambiadas de hinojos y lance posterior entre olés. Galleando lleva al astado al caballo. Quite por tafalleras, dos gaoneras y un afarolado.
Sentado en silla administra al burel cinco pases por alto y ya en pie hermosa trinchera. Cuajó enorme tanda de muletazos con pectoral cuasando estragos por lo emotivo y artístico. Fluyen naturales de trazo singular, largos, mandones y con plena estética torera. Por el pitón derecho también hubo conexión. Victor derrochó personalidad con toreo puro y cadencioso. Al final, una tanda de muletazos al más puro estilo «ojedeista». Obtuvo las dos orejas y el rabo del bravo animal. Con el que cerraba plaza estuvo en la línea de la misma firmeza y decisión. Lances con la figura desmayada con sentido estético y ortodoxo. Quite por tafalleras. Doblones para continuar con toreo en redondo mostrando flexibilidad y buenos conceptos.
Repitió por el mismo pitón, el bueno del burel en tandas que se jalean. Compuso faena de inspiraddo sentido torero, gran torero y con inteligente valor añadido. Finalizó con ceñidas giraldillas para pinchar, cobrar estocada y cortar dos orejas. Salió por la puerta grande en hombros de los aficionados.