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Víctor Sanz Gómez – Juanillo, te vas cuando la peli se pone interesante

por Redacción
5 de abril de 2020
en Opinion, Tribuna
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Más allá de la burocracia, la tarea de despacho o la política, están las iniciativas “a pie de obra”. Quisiera centrarme hoy, amigos lectores, en esa Iglesia en camino, esa Iglesia peregrina, humilde, sencilla… que realmente está cerca de quien lo necesita y que pone lo mejor de sí para que el mundo sea un lugar mejor donde vivir. Dentro de la gran familia de creyentes, me gustaría resaltar el testimonio de una persona que nos dejó recientemente: el sacerdote Juan Bayona, Juanillo. Un hombre sencillo, pero con una bondad inacabable, cercano, afable y con un magnetismo arrollador. Yo le conocí de niño, aunque la historia de su magisterio empezó a escribirse antes de yo naciera. Las gentes de Caballar, de la comarca de Pedraza (la Villa de Pedraza, Navafría, Orejana, Valleruela de Pedraza…), de Bernardos o de la misión en Cuba como miembro del Instituto Español de Misiones Extranjeras seguro que guardan, igualmente, recuerdo grato de él.

La desgracia del coronavirus que vivimos estos días nos demuestra que la única manera de cambiar el mundo es tomar “las activas providencias” cual héroes del 2 de mayo de 1808 y ponerse manos a la obra. Descubrimos que el necesitado posiblemente esté más cerca de lo que creemos; quizá en la puerta de al lado. Hay muchos textos aplicables en estos días donde la mejor bandera que puede lucir nuestro país es la del trabajo denodado de sus profesionales y la de la solidaridad de toda España en lucha contra esta pandemia. Me quedo con unos versículos de la Carta de Santiago en los que viene a decir que la fe sin obras no tiene sentido: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” O, siguiendo el refranero: “Haz bien y no mires a quién”.

Jesús, en la universalidad de su mensaje, nos cuenta historias que tienen claramente un fin educativo. Hay parábolas bellísimas en las que nos enseña el mensaje de un mundo mejor, más justo, un mundo de amor. Una de ellas es la del “Buen Samaritano”, donde un hombre herético –considerado a priori como el mal por los sectores judaicos más conservadores de aquel entonces– es quien presta ayuda al hombre mal herido después de pasar junto a él un sacerdote y un levita. Otro texto es el del “Hijo Pródigo”, donde el “reseteo” se abre hueco en la sociedad a través del perdón sincero y el comienzo de una nueva vida. Nos pensamos autosuficientes y “superpersonas” invencibles en un país “desarrollado”, omniscientes, omnipotentes; y creemos de manera generalizada que el tema de la misión y de la entrega a los demás es algo muy lejano que solo se da en el extranjero, que queda a cargo de la labor institucional o varios voluntarios y se reduce a un ratito en determinados programas de medios de comunicación sobre la acción de la iglesia o de las ONGD’s. Por distintas motivaciones, surge como el azafrán silvestre en las eras hacia el mes de septiembre múltiples iniciativas que traen de manera generalizada y actualizada el carácter misionero que nos enseña esta bofetada vírica. Salimos al encuentro unos de otros, en la ayuda urgente, en el aplauso de cada noche, en las llamadas a gente que está sola, en la realización de recados, en los montajes de vídeo, en los mensajes de ánimo… Asimismo, la gran labor de batallones de costura y de impresión 3D formados por toda la provincia (y toda España) para abastecer de lo necesario a los centros sanitarios y asistenciales, los equipos de voluntariado que están a pleno rendimiento realizando una labor encomiable o las 14 trabajadoras que aceptan encerrarse con los usuarios en la Residencia de Ancianos de Aguilafuente para evitar los contagios son otros ejemplos de ese desprendimiento hacia los demás.

También el mensaje bíblico nos enseña algo que se nos olvidó como sociedad. Dentro de ese “heroísmo” inusitado que nos embargaba y en un mundo hiperconectado de “aquí y ahora” por tierra, mar y aire, nos damos cuenta, de repente, que un pueblito puede salvar a toda una nación. Algo así debió pasar en el palacio de Herodes cuando llegaron los Reyes Magos y le dijeron que en Belén, una ciudad insisgnificante, nacería el Salvador de Israel. Se le quedó, podríamos decir, cara de póker. Junto con la ingente tropa de trabajadores y voluntarios anteriormente mencionada, un agricultor en su pueblo, con su tractor y sus vertederas ahora mismo se convierte en indispensable para la sostenibilidad de un país. El campo, el gran sufridor de las políticas urbanocentristas de estos últimos decenios, es otra pieza indispensable ante la situación de crisis dramática. Los profesionales del sector primario no lo han dudado: siguen trabajando, aunque los precios como en el caso de los corderos, cabritos o frutos rojos (por ejemplo) están cayendo en picado. Y es más, muchos de ellos se han puesto manos a la obra con su maquinaria y equipos para la desinfección de las calles. “Nos acordamos de Santa Bárbara cuando pegan truenos”, dice el refrán. Espero que no se nos olvide como sociedad agradecer tales loables iniciativas que unos y otros, todos, aportamos.

Eso, queridos amigos, es hacer misión, cumplir la llamada. La servidumbre y el trabajo en equipo de estos días nos revela que todos a una somos imparables y que juntos haremos posible el final de esta historia. En el prójimo, para los cristianos realmente está el mismo Dios vivo que muere y resucita, y que vino a servir hasta el final. Juan Bayona, como ya les he apuntado al inicio de este artículo, fue un hombre entregado a la causa de los pueblos donde sirvió; con una personalidad arrolladora, encandilando a poblaciones enteras, de ánimo inquebrantable y una capacidad de entregarse a los demás hasta el extremo. Tal es así que decidió marchar a Cuba a servir a las misiones. Te nos vas cuando la peli se pone interesante, Juanillo, ahora que nace con fuerza el germen de la misión en tu tierra segoviana (aunque fueras catalán de nacimiento). Pero desde ahí arriba seguro que lo disfrutas. Me imagino tu sonrisa. Que la tierra sea leve. Cantaremos contigo; haznos el son con la guitarra: “No te importe las razas ni el color de la piel; ama a todos como hermanos y haz el bien”.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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