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Verano y calor del cine

por Sergio Casado
2 de julio de 2023
en Segovia
Antes del anochecer.

Antes del anochecer.

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¡Qué poderosamente va enterrando títulos el tiempo! Sí, sí, la película que viste ayer también. Lo bueno de escribir sobre esto es que ya llevo redactados muchos artículos y quedan ahí retenidos en el tiempo, contra el olvido, y puedo consultarlos o releerlos algún día, por curiosidad, buscando película para ver, cineastas que piden voz. Quiero tener presente lo escrito, quiero tenerlo cerca, porque hacerlo es tener cine cerca, ilusión cerca, tener amigos cerca.

Y ahora estamos sin orden ni temperatura predeterminada. El calor se ha instalado. Y no voy a engañar a nadie diciendo que la temperatura sofocante se elimina con el cine, con la imaginación, porque no es así. Y encima revienta el aire acondicionado o no encontramos el abanico.

El desaparecido Antonio Gasset consideraba el cine un jarabe contra el insomnio, y de eso hay mucho en el verano, cuando es difícil pegar ojo, te levantas, abres la ventana, vuelves a la cama, bebes agua fría. Nada vale, pero sirve de algo ver cine, leerlo, escucharlo. No todo el cine es ver simplemente una película.

Y para empezar, películas para una ola de calor, tal y como sucede en “El verano de Sam”, de Spike Lee. Ola neoyorkina, chicharra, un verano que enloquece, un asesino. Es perfecta si tienes un helado abundante al lado.

Vamos sin orden ni temperatura predeterminada porque el sofocón me impide pensar con claridad. Le digo a Carlos Gracia que envidio su memoria, que la mía está maltrecha. Pero todavía en ella resiste un título diferente, una película especial, en la prisión del olvido. Es “Pleno verano”, del vietnamita Trang Anh Hung. Hay fresquito oriental y baños continuos. Para degustar con ella, limonada helada.

martin hache
Martín Hache

En Madrid se mueve Dante W. Gómez (Eusebio Poncela), lucidez extrema, actor que incluso en algún momento aparece con una camiseta con el logo de Superman. Dante abruma con su pensamiento rápido, con su manera de ser de superhéroe. Todo lo que hace es contagioso; invita a sumarse a su manera de ser. ¿Tiene superpoderes? Y están sus amigos Martín (Federico Luppi) y Alicia (Cecilia Roth). Un asesino difuso que nos mata día a día sin que nos demos cuenta aparentemente acecha al hijo de Martín. Es “Martín (Hache)” (Juan Diego Botto), perdido, sin rumbo, sin guía ni piloto. ¿Desea suicidarse? Dirige y escribe Adolfo Aristarain. Dante sentencia: “En verano no se hace nada y nunca pasa nada”. El diálogo es continuo (pero… ¿se comunican realmente estos seres? ¿o triunfa la incomunicación?). Si Madrid abrasa, se puede escapar a Almería, que también abrasa, pero en la que Martín tiene a su disposición una buena piscina y abundante alcohol. Nuestros protagonistas han esquivado -aparentemente- al asesino difuso, pero puede ser un espejismo. El asesino tiene secuaces. Son más de uno. El villano es muy poderoso cuando el egoísmo y el desamor se instalan, cuando llega la resaca. Y el sol cae impasible; es una roca y Dante está dormido. Superman está dormido.

¿Llegará a tiempo “Superman” Dante? ¿Llegará a tiempo con sus superpoderes?
¡Cuánto cine olvidado! En la española “Rencor”, de Miguel Albadalejo, hay mucho Mediterráneo, versión Lolita. Impagable y castiza para degustar con Coronita bien fría. Y tras ella quizá “El largo y cálido verano”, de Martin Ritt, con Paul Newman y su camiseta. ¿Algo más que decir sobre Paul? Hay que verla.

“Pauline en la playa”, de Eric Rohmer. Modorra que a ratos invita a la siesta, pero así es todo el cine de Rohmer. O lo amas o lo odias; no hay termino medio. Verdaderamente todo el cine de Rohmer es una única película gigante, una visión distinta de las relaciones humanas, una nueva mirada. Todo transcurre a un ritmo distinto. La vida en Rohmer es otra vida a la del resto de cineastas. Para acompañar, ginebra con tónica y abundante hielo. Y si se quiere hacer doblete, dentro de los cuentos rohmerianos de las cuatro estaciones, “Cuento de verano”.

Dos de don Alfred Hitchcock, que siempre tiene algo de buen humor incluso para un posible asesinato, el de “La ventana indiscreta” (1954). Los vecinos se vuelven locos y hacen cosas raras pero James Stewart y su novia Grace Kelly les observan. Las ventanas están abiertas. Verano y suspense clásicos y picores en la pierna. Y prismáticos. Con un chupito de Cardhu bien frío la disfrutaremos mejor.

atrapa a un ladron
Atrapa a un ladrón.

La segunda de Hitch es “Atrapa a un ladrón”. Hay películas caramelito, como “La La Land” y hay películas champán, como la película de Hitchcock. Alimentan poco, la verdad, pero como resistirse al verano de Montecarlo, a los bañadores años cincuenta, a Grace Kelly en el agua, para a continuación conducir con locura. Agárrate fuerte, Cary. Cary Grant, ladrón de joyas, sonríe junto a ella, tiene que dejarse llevar por la vorágine a su pesar. Todo es maravilloso, luminoso, ideal, pero no es el mejor Hitchcock, que se entusiasma con su rubia y parece embriagado, atontado, abrumado. Hitch, su rubia y su verano.

Y no sé por qué pero me gusta “Antes del anochecer” de Richard Linklater. Les habíamos dejado en París, en medio de una canción, con Ethan Hawke escuchando a Delpy, sonriente, satisfecho. Ha cumplido su misión, el objetivo que se marcó al escribir su libro. Es la tarde parisina, la música de Nina Simone. Pero al anochecer, hacia la medianoche, surge la gran bronca. De la suavidad y delicadeza del verano vienés, Julie Delpy y Ethan Hawke se trasladan por arte de magia casi veinte años después, al tórrido verano griego. Y ahí aparecen las tormentas de verano, que descargan o no descargan, que alargan y alargan con truenos y relámpagos. Rayos. El juego del amor, de luces y noria en el Prater, ahora es juego del amor… de ajedrez. Y ajedrez del que hay que tener cuidado con cada movimiento. Queda ya poco de Viena. ¿Qué queda? Queda lo que no se dice y aparece de repente, los reproches, el empeño por salir de la ruptura, aunque sea a través de una máquina del tiempo. Ethan Hawke la construye, busca la esperanza. Estamos con ellos. Queremos saber que viene tras los truenos. Queremos saber de esta pareja, seguir su conversación. Es cine, sí, ¡pero que imagen de realidad!

Y si hay tiburones, a cazarlos como sea, como Roy Scheider, Robert Shaw y Richard Dreyfuss bailan el cha-cha-cha en “Tiburón” (1975). Ten cuidado, porque para ir a cazar semejante monstruo quizá necesites un barco más grande. Hay tiburones que se lo tragan todo en esta vida. No nos dejan respirar, no nos dejan navegar, son seres sin conciencia, sin alma. Están alrededor de nosotros, inquietantes, aterradores. Y nosotros en nuestro pequeño barco pesquero, atentos, vigilantes. En la película de Steven Spielberg hay tiburones también en tierra firme, porque el dinero sólo genera putrefacción.
¡Necesitamos arponeros! Yo quiero mi arpón.

Veo la película en mi Cine Pineda, adyacente a mi Cine Imaginación. Soy sólo un chaval y no tengo alcohol en mis manos para disfrutarla con mi sabor personal. Seguramente un refresco o nada, pero no importa. Es cine de verano, reestreno de verano, y no hay techo ni tejado. Sólo hay antimosquitos y sillas plegables de madera, gritos y chillidos cuando aparece la feroz criatura de Spielberg. Mandíbulas. En esta película estamos en la plenitud del verano. Hay tanta luz durante el día que cuando por fin llega la noche, disfrutaremos la película todavía más.

Allá arriba el proyeccionista también está al aire libre. Es un barrigón en camiseta blanca de tirantes. Parece tan feroz como el tiburón, y a la vez parece tan tranquilo. Es difícil de explicar. En el cine manda él. Lo miro con mucha curiosidad, sin la mínima sospecha de que algún día el cine lo proyectaré yo, lo acomodaré yo.

“Las bicicletas son para el verano”, nos dice Jaime Chávarri, que vuelve a demostrar que nuestro cine se eleva sobre cenizos y críticos de opereta. Es una película maravillosa, para estar orgullosos de nuestro cine y darnos el gusto de exhibirla.

“Le llaman Bodhi” para surferos y ladrones de playa y “Vacaciones en Roma” para Audrey Hepburn y Gregory Peck. “Primos” de Daniel Sánchez Arévalo para la verbena, porque verano es verbena. Son sinónimos. ¡Qué invento la verbena!

Timoteo Chalamet juega a algo, no sabemos bien a que. Es una nueva estrella del cine, siempre necesitado de ellas. Juega y juega y el objeto de su juego también decide jugar. Es el verano de “Call me by your name”. Un melocotón para desactivar la pólvora, el fuego.
Y más fuego… “Fuego en el cuerpo”, de Lawrence Kasdan. Quema. Quema. Sudor y sudor. En esta película hace tanto calor que no puedes parar de echar hielo en la bañera… Carlos Gracia me da su partícular visión de cine de verano.. “con William Hurt y Kathleen Turner sudados, viendo arder las afueras mientras Ted Danson se pide dos tés helados en el bar… … Pero como me gusta rescatar películas olvidadas, hay un título de mi época adolescente que disfrute mucho en el videoclub: “Un loco verano” (1986), con John Cusack y Demi Moore… … Era una película de esas que apuntalaba nuestra inocencia, ya perdida”.

La adolescencia y el verano. ¡Qué peligro! Dos bombas nucleares. Pero todavía inocentes vimos “Depredador”, que sólo aparece en los veranos más calurosos. Es la película de verano también para ese Cine Pineda. El público se entusiasma. Es trepidante la aventura de Arnold y sus compinches mercenarios. La película sigue con plena vigencia. Ahora que hay tanto depredador suelto, y tanto calor, ideas para combatirlo. Estamos rodeados de depredadores, por todas las esquinas, hay que ser audaz e ingenioso para dar batalla. Y si hace falta, meterse en el barro y ponerle trampas, porque él es cruel, sin piedad. ¡Suerte, lector, espectador!

moonrise kingdom
Moonrise kingdom.

“Moonrise Kingdom” es el verano al estilo Wes Anderson, con su copyright incluido. Es una película con encanto, como todo lo que filma Anderson, aunque también corre el peligro de la frialdad, de la distancia. Pero Anderson es todo menos cínico. Merece la pena ver su cine.

A Chávarri se suma Carlos Saura, con “La caza”. Calor y odio a la española y la gente se lía a tiros. Somos así. Podría verse con una copa de vino frío.

Jesse Eisenberg y Kristen Stewart en otro clásico del verano, el del trabajo en un parque de atracciones. Es una película olvidada, atrapante: “Adventureland”.

Y también de parejas nos vamos a una de mis películas vacacionales favoritas, y de mis películas favoritas de cualquier tipo o género. Es “Dos en la carretera”, un estudio sobre la pareja. Como Hawke y Delpy en “Antes del anochecer”… ¿Hay salvación en la pareja Audrey Hepburn – Albert Finney? La respuesta la tienen Stanley Donen y Frederic Raphael. Busca esta película, lector.

“Sé lo que hicistéis el último verano”. Ya lo creo que lo sabe. Se sabe también que esos chavales tendrán al villano sobre ellos sin darles respiro. Porque es inconfesable lo que uno puede haber hecho en el último verano.

“Locuras de verano” de David Lean, que prácticamente siempre parece el cineasta completo. Luego uno vuelve a ver alguna de sus películas y se encuentra de todo. Lean era humano. Y su verano lo tiene con Katharine Hepburn, que encontrará lo inesperado en sus días libres en Italia.

“La playa”, el despropósito protagonizado por Leonardo DiCaprio superestrella. Lejos, lejos esta película. ¿O debería volver a verla? Nunca se sabe lo que sucede con el calor.
Hay tantas y tantas películas como veranos vamos viviendo. En cada uno de ellos modorra, siesta y viajes, y quién sabe, lo inesperado. “Manolito Gafotas”. Manolito quiere su playa, su aventura. Mientras vemos si lo logra o no, reímos y sonreímos con él. “Vicky Cristina Barcelona”, Woody Allen de vacaciones.

Y “Mediterráneo”, de Marcel Barrena. Seguramente la más importante de todas, la película de la que todos apartamos la vista, avergonzados.
Busca tu verano y calor del cine, lector.

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