Reunido el Cabildo Capitular de la Catedral Vieja en fecha 29 de octubre de 1536 (488 años transcurridos) para realizar la venta de las villas de Aguilafuente, Sotosalvos y Pelayos, que eran propiedad de la Mesa Capitular, aquella se adjudicó a Pedro de Zúñiga, hijo de Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán, Duque de Béjar. Pocos meses después el Rey concedía al comprador el título de Marqués de Aguilafuente. Blanco y en botella.
‘Lo que se vende, refiere Colmenares, es desde la piedra del rio y desde la tierra al mar’. Frase que ahora se ‘toma’ para ‘arrojarla’ de forma despectiva contra Israel.
La compra/venta se cerró en 32.00 ducados de oro. Fueron testigos de la transación Diego López de Zúñiga, Alfonso Gil, Juan de la Concha, a la sazón Abad del Convento de Los Huertos; Fray Cristóbal de la Trinidad, Prior del Monasterio del Parral, Diego de Guevara, Secretario del Cabildo y Juan de Caldivar, escribano de Sus Majestades los Reyes. Acudiendo también el Cabildo con todos sus miembros y siendo obispo de la Diócesis Diego Ribera de Toledo, que antes lo había sido de Mallorca.
Para más saber y profundizar sobre lo ya descrito. La Villa de Aguilafuente participó en la Guerra de las Comunidades en contra de Carlos V. Era propietario de su término el Cabildo, por lo que una vez acabada la contienda y habiendo perdido los que no debieron perder por lo que defendían, desde la Corte se ‘obligó’ a su venta. Sotosalvos (entonces Sotis Albil), después de haber sido rechazados los invasores musulmanes, sus tierras fueron donadas al obispo de Segovia, a la sazón el francés Pedro de Agen, en 1116. Donación refrendada seis años después por Alfonso I El Batallador.
Pelayos –que obtuvo su apellido ‘del Arroyo’, en 1916-, desde el anterior y ‘lejísimo’ 1120, su dominio territorial pertenecía a la Catedral por, también, donación real al referido obispo.
Un escala-torres
Pensé situar esta apertura al final del recorrido del folio, pero –me he dicho pa mí-, notas como estas hay pocas en el ‘mercao’ y con ese sencillo, a la vez que profundo-, pensamiento se lo cuento. Día de San Pedro de 1913. En la ciudad de Segovia ferias y fiestas. Dentro del programa festivo se describe: ‘a las doce del mediodía habrá un nuevo festejo en la Plaza Mayor. A esa hora el escala-torres José García llevará a cabo la ascensión al campanario de la iglesia de San Miguel’.
¿Y cómo estaba la plaza? ¡abarrotá! Todo un espectáculo y ¡gratis total! Y ascendió a la torre, y descendió, y fue el espectáculo de los número ‘uno’ del programa.
Un ‘sencillo’ robo
Saliendo de la ciudad, también describo que unos días antes de lo narrado anteriormente, en Navas de San Antonio se cometió un robo en la vivienda de un vecino de la localidad, al que ‘quitaron’ 750 pesetas (valor 1913), que el propietario tenía guardadas en una cartera de piel. Denuncia el hecho ente la guardia civil del puesto de El Espinar. Los agentes, como es norma desde la fundación del Cuerpo (24 de marzo de 1844), comenzaron su investigación y veinticuatro horas después los ‘cacos’ fueron detenidos en la Carretera de la Coruña a la altura de Labajos. El total cuatro con residencias en Burgos, Valladolid y Logroño.
Todos ellos, pese a que la Guardia Civil encontró la cartera y parte del dinero, negaron ser los autores. De lo más normal. El robado, por el contrario, confirmó haber visto a uno de los detenidos cerca de su domicilio. Todos ellos quedaron a disposición judicial. La Benemérita tan eficaz como siempre en su labor.
Las tenerías, mucho frío; mal olor
De un lugar a otro. Ahora de regreso a la ciudad y quienes quieran saber y conocer que lean. Las tenerías (lavado de pieles) se situaban en los ríos Clamores y Eresma desde el siglo XVI. Hasta 38 hubo al paso de las aguas por la ciudad. Las que se ubicaban en San Marcos –paso del Eresma-, se ‘apagaron’ en el siglo XVIII. Sucedió que hubo que ensanchar la calle –desde entonces carretera-, para ampliar su recorrido hasta Medina y… las otras, las del Clamores, en su mayoría, se ‘instalaron’ en la zona de la Hontanilla, desde Santi Spíritu ‘pa’ bajo. Era un trabajo duro de ‘roer’. Los lugares, habitáculos nada salubres, junto al hedor que desprendían las pieles, hacían de ello una profesión que solo se entendía desde la gran necesidad del que lo realizaba. De ahí salían los males con las bubas y otros males que intentaban sanar, en primera cura, en el hospital de Santi Spíritu.
En Cuéllar creó su ayuntamiento un Centro Cultural y museístico en el espacio recuperado de su antigua tenería. Es un lugar para visitar. No lo olviden.
La Alameda
Amplio. No solo lavaban en las tenerías, también las aguas del Eresma a su paso por La Alameda, eran utilizadas por los triperos que, por privilegio real, allí lavaban su ‘mercancía’. Fue a partir del año 1566 cuando se ‘adecentó’ plantando árboles y abriendo paseos, los triperos hubieron de abandonar la zona para ubicarse, aguas abajo, en la presa de El Parral, junto al puente de La Moneda. También se puso guarda en la zona y se impidió así que los cerdos, que hasta entonces pululaban a su albedrío, pisaran él lugar.
Entre Toledo y Valladolid
Hago referencia al 4 de julio de 1857. En esa fecha y por bula emitida por el Papa Pío IX por la cual el obispado de Segovia pasaba de depender del arzobispado de Toledo al de Valladolid. Por motivo tal, el día 8 de diciembre del mismo año, festividad cristiana de la Purísima, se celebró un solemne acto en la Catedral vallisoletana. Desde ese momento quedó sujeto el obispado de Segovia a Valladolid y a su Tribunal Eclesiástico. Era obispo de esta nuestra ciudad Rodrigo Echeverría y Briones, de la Orden Benedictina.
