En 1986, un grupo de jóvenes alumnos pertenecientes a la 274 promoción de artillería iniciaban su carrera como oficiales del arma tras concluir su periodo de formación en las instalaciones del antiguo acuartelamiento de San Francisco, sede de la Academia de Artillería. Un cuarto de siglo más tarde, los integrantes de esta promoción hicieron balance de su ya dilatada experiencia en un acto militar que volvió a reunirles en el patio de ordenes del centro de enseñanza, presidido por el general director Ricardo Sotomayor Saiz.
Ante algunos de sus antiguos profesores y de los actuales alumnos de la escala superior que actualmente cursan estudios en el centro, la 274 promoción celebró ayer sus bodas de plata acompañados de familiares y amigos que también participaron en el acto pasando por el estandarte de la Academia del que hace 25 años se despidieron al abandonar el acto.
En nombre de la promoción, el teniente coronel Luis Torcal Ortega pronunció una alocución en la que repasó las vicisitudes de esta promoción, que emprendió su carrera militar en un tiempo lleno de incertidumbres y turbulencias en lo político, en lo social y en lo económico.
El teniente coronel Torcal señaló que en este tiempo las Fuerzas Armadas han asumido cambios estructurales “muy profundos” como la profesionalización de la tropa, la incorporación a las misiones internacionales o la integración de la mujer.
Asimismo, señaló que en los momentos de dificultad, los artilleros “ponemos encima de la mesa los valores de amor a España, disciplina y lealtad que aprendimos en la Academia de Artillería y que nos han servido para poder llevar a cabo el desempeño de nuestras funciones”.
Por su parte, el general Sotomayor también se dirigió a los homenajeados para agradecerles la lección práctica de moral” que impartieron a los alumnos del centro con este acto, y les pidió que mantengan la ilusión por las Fuerzas Armadas como garantes de sus valores”.
El homenaje a los caídos y el himno de artillería pusieron el punto final a la celebración.
