Esta mañana, un centenar de vecinos del barrio del Coto de San Isidro y la Cerca Nueva de Ituero y Lama se manifestaron a las puertas del Ayuntamiento del municipio para pedir soluciones ante los problemas con la potabilidad del agua.
Una preocupación que consideran “histórica” ante “la imposibilidad de consumir el agua de la red por sus elevados niveles de arsénico primero y, desde hace un año, de uranio”, apuntaron. Así, con pancartas y lemas como ‘Ayuntamiento ausente, vecinos presentes’, ‘Agua con uranio, esto es un engaño’ o ‘Primero arsénico, ahora uranio, basta ya de engaño’, los manifestantes denunciaron “la falta de medidas eficaces y el elevado precio que siguen pagando por un agua que no pueden utilizar ni para beber ni para cocinar”. Además algunos vecinos portaron botellas en las que señalaban la presencia de metales pesados en su contenido.
Según comentaron, la contaminación del agua en estas zonas se remonta a años atrás, cuando “los análisis revelaron niveles altos de arsénico que obligaron a restringir su consumo. Tras varias actuaciones, los valores descendieron y el agua volvió a declararse potable. Sin embargo, en 2024 comenzaron a detectarse concentraciones de uranio superiores a los límites fijados por la normativa española y europea”, explicaron.
Desde el 12 de enero de 2023, con la entrada en vigor del Real Decreto 3/2023, es obligatorio controlar de forma periódica la presencia de uranio en el agua potable, con un máximo permitido de 30 µg/L, explicaron. En este sentido, reseñaron que en junio de este año, el Ayuntamiento confirmó oficialmente que el agua de Coto de San Isidro y La Cerca Nueva volvió a ser no apta para el consumo humano. “La fuente del parque de El Coto, último recurso para muchos vecinos, también fue clausurada este mes de agosto tras detectarse en ella niveles de uranio”, continuaron manifestando.
Sin embargo, según expusieron, “las respuestas del Ayuntamiento han generado aún más malestar”. Algunos vecinos aseguraron que, al solicitar agua embotellada para mayores que no pueden desplazarse, la contestación recibida fue que “tienen que salir a comprar, así que ahí pueden comprarlo”, declararon. “El propio Consistorio reconoce dificultades para organizar un reparto, alegando falta de personal y limitaciones sanitarias para instalar aljibes en la vía pública”, detallaron.
En este sentido, añadieron que la Asociación Vecinal ofreció al Ayuntamiento la alternativa de habilitar una sala en el local social como punto de distribución y coordinar un equipo de voluntarios para repartir botellas de agua, especialmente a los vecinos más vulnerables.
También hicieron referencia a que se han barajado varias alternativas. No obstante, “la dilución del agua contaminada y la búsqueda de nuevos acuíferos han sido descartadas por su complejidad. La opción más viable parece ser la instalación de filtros específicos para uranio en la red de abastecimiento”, expresaron.
Los vecinos detallaron que “el Ayuntamiento asegura haber puesto en marcha un proyecto piloto pionero en España, que permitirá probar esta tecnología en septiembre. Si los resultados son satisfactorios, se ampliará a toda la red, aunque la adaptación, pruebas y homologaciones necesarias podrían prolongar el proceso durante meses”.
Por otro lado, los manifestantes también denunciaron “un abandono generalizado por parte del Ayuntamiento: calles sin asfaltar, aceras deterioradas, zonas comunes sin mantenimiento y fallos en el alumbrado nocturno. Todo ello, sumado al problema del agua, alimenta un sentimiento de marginación respecto al núcleo principal del municipio”, tal y como concluyeron.
