El jefe del Servicio de Neurología y de la Unidad del Sueño de USP Sagrado Corazón de Sevilla, Juan Bautista Lorite, ha advertido de que en la actualidad se calcula que un tercio de la población «padece o ha padecido en algún momento» de su vida un trastorno del sueño que necesita orientación medoca y terapia.
En el marco del Día Mundial del Sueño, que se celebró ayer, dicho experto explicó que los casos más llamativos son las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas), si bien el insomnio es uno de los trastornos más conocidos.
Ha señalado que otros casos se manifiestan más en la vigilia que durmiendo (narcolepsia y otras hipersomnias), aunque las afecciones más frecuente «y que afectan con mayor intensidad a la salud del que lo padece, son, sin duda, las apneas del sueño».
Tras incidir en que dormir es una necesidad imprescindible para una buena salud física y mental, remarcó que la calidad del descanso influye «decisivamente» en la actividad diurna y que un buen sueño no depende solo de la cantidad de horas que se le dedique.
Cualquier incidencia que provoque un «sueño no reparador» ocasionará a su vez trastornos durante la vigilia, déficit de atención, dolor de cabeza, somnolencia, trastornos de memoria, accidentabilidad laboral y de tráfico y apatía.
En la Unidad de Sueño de USP Sagrado Corazón (integrada por neurólogos, neurofisiologo, neumólogo y ORL) se estudian, diagnostican y tratan las enfermedades asociadas al sueño, siendo la Polisomnografía nocturna la prueba que tiene mayor valor de evaluación.
Por otra parte, hasta un 30 por ciento de los pacientes con apnea del sueño no cumple el tratamiento de la CPAP, por «el hecho de dormir con un aparato en la mesita de noche con tubos y una mascarilla puesta en la nariz» que proporciona, mediante presión, aire a los pulmones, según reconoció ayer el doctor Salvador Díaz Lobato, coordinador de Pacientes en la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.
El experto precisó que el hecho de no seguir este tratamiento, que permite controlar esta enfermedad que es irreversible, y que cumple la misma función que «un andamio en un edificio viejo», produce morbilidad, mortabilidad, hipertensión arterial, infartos, ictus y diabetes.
«Quedarse sin oxigeno en la sangre mientras estás dormido produce problemas cardiovasculares muy importantes», insistió el facultativo, quien avisó de que «el hecho de no dormir bien hace que estés muy cansado», por lo que lamentó que existan pacientes «que le quiten importancia a esta seria enfermedad».
