Fieles a la condición que atribuye a los españoles dejar todo para última hora, algunos segovianos acudieron ayer al punto de encuentro habilitado por el protocolo del acto militar frente al Teatro Juan Bravo para congregar a los participantes en la jura de bandera civil con la esperanza de poder tomar parte en esta iniciativa. El capitán y el brigada que coordinaban este acto decidieron admitir las últimas inscripciones «in situ», no sin antes recordar a los rezagados que el plazo estaba abierto desde hace casi un mes. «Hacemos un poco la vista gorda, porque no queremos que nadie que quiera participar deje de hacerlo», explicaba el brigada mientras atendía a las últimas peticiones.
Personas mayores, jóvenes y mujeres de toda condición esperaban con nerviosismo el inicio del acto, pendientes de las indicaciones de los militares para seguir estrictamente el protocolo marcado en el programa. Lola Llorente, vestida con la hermosa capa castellana que acredita su condición de capista, aseguró sentirse «muy emocionada» por poder participar en este acto, del que se enteró por algunas amistades comunes con las que compartió esta jura de bandera. «Para mi es algo nuevo, porque a mi siempre me ha gustado lo militar y este acto me permite poder participar desde dentro en lugar de verlo desde fuera», aseguraba instantes antes de salir a la jura.
Aunque aparentemente su habitual presencia en actos públicos parece inmunizarles ante el nerviosismo, los políticos se dejaron arrastrar por el ambiente de emoción de esta jornada, y mientras los concejales del PP Azucena Suárez y José Antonio Folgado no perdían detalle de las indicaciones previas al inicio del acto, desde los últimos lugares de la fila, la diputada electa Beatriz Escudero paseaba inquieta en el recinto marcado por las catenarias.
Escudero aseguró que esta iniciativa «hace que pueda demostrar públicamente mi respeto y lealtad a la bandera, que no es otra cosa que el respeto y la lealtad a mi país, y es la primera vez que puedo hacerlo, lo cual me llena de emoción».
