Una imprudencia es la causa que desató los fuegos que desde el domingo arrasan la región gerundense del Alto Ampudán. Los incendios provocados en La Junquera y Portbou por las colillas de varios cigarrillos lanzadas desde un coche o mal apagadas a la orilla de la carretera, han convertido a estos siniestros en los más graves registrados en la zona desde 1986, recordó ayer el conseller del Interior de la Generalitat, Felip Puig.
El foco, que al cierre de esta edición seguía activo y con un mal pronóstico de extinción, afectó a una superficie de unas 13.000 hectáreas de vegetación y movilizó unas 70 dotaciones terrestres que trabajaban para sofocar las llamas, que durante la tarde avanzaron con rapidez avivadas por el viento de tramontana.
Además, ayer se sumó al trágico balance de víctimas mortales un fallecido más, un varón que perdió la vida a causa de las quemaduras que cubrían el 80 por ciento de su cuerpo. El hombre, de 64 años y nacionalidad francesa, como el restos de los fallecidos, estaba ingresado en estado muy crítico desde que le encontraron en la carretera rodeado por las llamas. Además, hay otras ocho personas ingresadas en distintos centros hospitalarios de la región, la mitad de ellas muy graves. En este estado se encontraban ayer dos de los miembros de la familia francesa que más ha sufrido en este incidente. Mientras que el padre y una de las hijas perdieron la vida ahogados el domingo al saltar desde un acantilado al verse rodeados por el incendio, la madre y otro menor permanecen ingresados con lesiones de consideración, mientras que una tercera joven tuvo que ser operada de una fractura de coxis.
Los ciudadanos de esta zona de Gerona también están sufriendo los estragos del foco, ya que no solo una decena de carreteras permanecen cortadas, sino que los habitantes de 17 municipios están confinados en sus hogares por la amenaza tanto de las llamas como del humo, con la recomendación de tener calderos de agua cerca de las ventanas por si éstas llegaran a la puerta de sus casas, una situación que se complicó por momentos, ya que más de 3.600 abonados seguían sin suministro eléctrico ni red de telefonía.
cEn las localidades afectadas por el incendio, además, varias familias han perdido su medio de subsistencia, ya que esta situación mató a más de 300 cabezas de ganado y arrasó los campos de más de 15 masías de la zona.
La gravedad de este incendio ha sido tal que, pocas horas después de que se iniciara, el humo ya llegaba a Barcelona. De hecho, uno de los principales temores de la jornada de ayer es que éste se expandiera hacia la colindante zona de la Garrocha y la comarca del Maresme. Para evitarlo se contó con 140 vehículos de Bomberos, 500 efectivos, 200 más de la UME activos en cada turno, un grupo importante de Bomberos franceses desplegados en el flanco norte, 230 mossos d’Esquadra, 150 voluntarios y otros apoyos de Protección Civil y policías locales.
Desde una reunión que se celebraba en Chipre voló a la zona afectada el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien defendió una reforma del Código Penal que prevé penas más duras para los autores de incendios forestales por imprudencias debido a las graves consecuencias que generan en vidas humanas y pérdidas materiales, como en este caso. En la misma línea se pronunció poco antes el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que sostuvo sin vacilación que todos los focos se habían iniciado por «imprudencias manifiestas» que acabaron cobrándose varias vidas.
