Más de 9.000 personas salieron a la calle ayer en Castilla y León para mostrar su oposición a las medidas adoptadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para reducir el déficit. Así miles de empleados públicos protestaron a las 20 horas en diferentes puntos de las capitales de provincia como conclusión a una jornada de huelga de este sector que verá reducida su nómina en una media de un cinco por ciento.
La más concurrida fue la manifestación de Burgos, que reunió a cerca de 1.500 personas y donde las diferentes agrupaciones sindicales valoraron una jornada que deparó un baile de cifras entre sindicatos y Administración pública. «Es el inicio de algo, esto no acaba aquí», plantean las formaciones sindicales que confían en que la situación varíe.
Lo más positivo fue que en ninguna de las movilizaciones se produjo incidentes reseñables, ya que la normalidad presidió cada una de las concentraciones.
