El Unami ejercitó el músculo de la responsabilidad en su triunfo ante el Villamuriel, antepenúltimo, en la tarde de de ayer. Acostimbradas a remar y a examinar sus méritos por parciales o sensaciones, las segovianas controlaron de principio a fin su envite contra el rival que le sucede en la tabla. El triunfo, gestado con el buen juego en la pintura y una imperial Sara Araújo que sumó 26 puntos, añade al aprendizaje de un equipo en formación la experiencia de hacer valer su superioridad.
El Villamuriel, un equipo que ha perdido nueve partidos por diferencias superiores a 40 puntos, dio la talla en su visita a Segovia, forzando al Unami al límite (62-58). “Nos hicieron muchas transiciones y no queríamos que volvieran a correr. Desde el principio, las hemos frenado alternando defensas”, analiza el técnico, Juan Carlos Manrique. No tardaron mucho las segovianas en hacerse con un colchón de diez puntos y, salvo momentos puntuales, supusieron un incordio para las locales, agobiadas permanentemente a la hora de subir el balón. “La clave ha sido la defensa, dejar al rival en 46 puntos es todo un logro. Han estado muy concentradas”.
Tras un mes jugando contra equipos muy dominadores en el juego interior, hoy fue el Unami quien inclinó el partido cerca del aro. Partiendo del bloqueo, el objetivo era crear canales para penetrar o provocar un buen tiro en la pintura. “Cada una ha aportado su granito de arena con una entrada, un tiro, un robo de balón… La picardía de Sofía y de Martina ha ayudado mucho al movimiento”, indica Manrique. Araújo, arma permanente, acabó exhausta a dos minutos del final tras ayudar a sofocar el intento de remontada del Villamuriel, que se acercó a cinco (40-45) con dos triples casi consecutivos. “Las chicas no se han desquiciado y han jugado a lo que saben, defendiendo fuerte y metiendo el balón dentro en ataque”.
