Cerca de un centenar de los 132 trabajadores extranjeros secuestrados en el yacimiento de gas en Argelia por un grupo terrorista fueron liberados ayer en una operación de rescate que los Gobiernos de Francia, el Reino Unido y EEUU aseguraron que, al cierre de esta edición, seguía en macha.
Según la agencia de noticias nacional APS, que citó fuentes de seguridad, el Ejército nacional rescató, también, a 573 empleados, elevándose así a unos 650 el número de personas salvadas.
Según el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, el Ejecutivo del país africano confirmó que la operación permanecía abierta, así como que en ella habían muerto varios de los retenidos.
También el premier británico, David Cameron, aseveró que el plan militar proseguía y aseguró que el número de ciudadanos de el Reino Unido «en peligro» era «significativamente inferior» a 30. Además, reclamó al Gobierno argelino que le informe sobre posibles nuevas acciones.
Entre los rehenes que aún permanecen secuestardos hay varios estadounidenses, por lo que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, señaló estar en contacto «continuo» con las autoridades del país.
Así, la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, se negó a dar a conocer mayores detalles sobre la situación de los rehenes estadounidenses, incluidos aquellos que fueron liberados, hasta que la situación se resuelva. Además, rechazó versiones según las cuales serían salvadas personas a cambio de los paquistaníes Aafia Siddiqui y Omar Abdel Rahman, condenados en EEUU por terrorismo. «No negociamos con asesinos», apuntó Nuland.
Aún se desconoce el número de víctimas mortales desde que el pasado miércoles los terroristas yihadistas asaltaron la planta de In Amenas, un ataque al que el Ejército argelino respondió un día después por la fuerza, en un movimiento criticado por parte de los países de origen de los extranjeros retenidos.
Al mismo tiempo se conoció que las Fuerzas de Seguridad francesas cuentan ya con 1.800 soldados en Mali, según la cifra dada a conocer por el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian. De esta manera, la presencia gala en el país africano sigue reforzándose.
Por otra parte, el Gobierno español aprobó ayer la participación del país en la operación en el Estado africano, a la que contribuirá con el envío de un avión de transporte Hércules, pero no con tropas de combate.
«Fue una pesadilla»
Ya sea en Washington, Londres, París, Tokio u Oslo, a los jefes de Gobierno los une una desagradable sensación de incertidumbre. Ninguno sabe muy bien qué está ocurriendo realmente en el desierto argelino. Solo una cosa es una cruel certeza: la sangrienta operación para liberar rehenes aún no acabó. Y lo que se sabe hasta ahora es horrible.
«Fue una pesadilla», destacó una de las personas rescatadas, que no quiso dar a conocer su nombre. «Aún tengo mucho miedo», añadió confundida. «Una situación terrible. Hubo muertos».
De la primera noche del secuestro hay relatos de lo que ocurría en una sala común de la planta de gas. «Fue muy dura. No teníamos nada para comer ni para beber. Todos lloraban y gritaban. Fue horrible».
Entre ellos también había, al parecer, un estadounidense. «No sé si los terroristas lo reconocieron como tal o si se asustaron cuando se movió». Dispararon contra él y murió en el acto. «Según la información que yo tengo, sangraba y no sobrevivió», informó otro de los afortunados que ya está a salvo. Luego, por la mañana: «Explosiones, muchos disparos, bombardeos y gritos de mujeres», afirmó entre lágrimas. El rehén tampoco sabe si los secuestradores eran argelinos o extranjeros. «Todos llevaban turbantes y hablaban árabe clásico. Estaban fuertemente armados». Según la organización terrorista Al Qaeda en el Magreb, los atacantes provienen de países diversos como Canadá, Egipto, Mali, Argelia, Níger y Mauritania.
