La red desmantelada ayer en una operación conjunta entre la Comisaría General de Información de la Policía Nacional y de la Dirección General de la Vigilancia del Territorio del Reino de Marruecos (DGST) ya había conseguido captar a doce mujeres para integrar las filas del Estado Islámico. Las principales herramientas que utilizaba para el reclutamiento eran las redes sociales y los foros privados de WhatsApp. Comenzaban seduciéndolas denunciando la “crisis de valores en occidente” y cuando pasaban los filtros correspondientes se las invitaba a “pasar a la acción”. Le prometían una vida idílica como “verdaderas guerreras yihadistas” o como esposas de algún muyahidin.
Según informa el Ministerio del Interior, la operación se saldó con la detención en España de cuatro mujeres, entre ellas una menor de edad, y un hombre (1 en Ceuta, 1 en Barcelona y 3 en Melilla), y de dos hombres en la localidad marroquí de Castillejos. Todos ellos están acusados de formar parte activa de una red internacional en la que cada uno de ellos desempeñaba un rol concreto de captación, reclutamiento y envío de mujeres jóvenes al frente sirio-iraquí en el marco de la organización terrorista DAESH (Estado Islámico).
Las investigaciones llevadas a cabo por la Comisaría General de Información de la Policía española han puesto de manifiesto la existencia de una red compleja, dividida en tres estratos con vocación de estanqueidad, y que se sitúa a caballo entre España y Marruecos.
Al frente de la red estaban los directores. Este sería el papel desempeñado por los dos detenidos en Marruecos. Éstos, aunque actuando en la sombra, son los máximos responsables de la red y se valen de facilitadores y colaboradoras mujeres jóvenes (alguna menor de edad, como es el caso de la detenida en España), que hacen el trabajo de reclutadoras activas. Entre estas reclutadoras había una de nacionalidad chilena.
El perfil de las jóvenes reclutadas por la red ahora desmantelada es heterogéneo, si bien todas cumplen con una serie de patrones comunes que evidencian su vulnerabilidad, tales como juventud (incluso algunas menores de edad), bajas expectativas socio-laborales o usuarias de redes sociales sin supervisión. Aunque las jóvenes reclutadas podrían ser originarias de cualquier lugar de España, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla eran las localidades preferentes para el reclutamiento.
Se les ofrecía una visión falsa e idealizada de lo que sería la vida en lo que denominan Califato del Estado Islámico, bien como verdaderas “guerreras yihadistas”, bien como protagonistas de una vida sentimental perfecta al lado de un “muyahidin”. Nada más lejos de la realidad de padecimientos y vejaciones que les aguardan.
Esta operación policial fue dirigida y coordinada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional y se efecturaron hasta seis registros domiciliarios en las ciudades de Barcelona, Ceuta y Melilla.
