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Pese a que la Policía de Plateau, al norte de Nigeria, cifró en 55 el número de muertos en los enfrentamientos religiosos que se produjeron el domingo, el portavoz del Gobierno de la zona, Gregory Yenlong, señaló que hasta 500 personas habrían fallecido en los ataques lanzados por pastores musulmanes de la etnia hausa-fulani, armados con revólveres, fusiles, metralletas y machetes, contra tres aldeas de agricultores cristianos a las afueras de Jos, la capital del estado.
La cifra indicada por Yenlong fue corroborada por líderes cristianos de las aldeas de Dogo Na Hauwa, Ratsat y Jeji, atacadas por los pastores, mientras que periodistas que fueron llevados al área afirmaron haber contado, al menos, 150 cadáveres, en su mayoría de mujeres y niños.
Sin embargo, el portavoz de las Fuerzas de Seguridad, Mohammed Lerama, sostuvo que solamente perdieron la vida 55 personas y que 19 fulanis fueron arrestados.
La Policia nigeriana tiene antecedentes de haber minimizado en ocasiones anteriores el número de muertos informados en incidentes de violencia étnica y religiosa en un aparente esfuerzo por evitar una escalada de las crisis.
El ataque del domingo sucedió de madrugada y se piensa que fue en represalia por la violencia desatada en enero pasado en otras áreas de Jos por grupos cristianos que dejaron un saldo de 326 muertos, en su mayoría musulmanes.
Supervivientes del incidente señalaron que los atacantes iban armados con revólveres, fusiles, metralletas y machetes y mataron a los que encontraron a su paso.
Los pastores migratorios y los campesinos de Jos, que en su mayoría practican una agricultura de subsistencia, mantienen una rivalidad de larga data por las tierras fértiles de la región, en la que también han tenido lugar graves disturbios por motivos políticos y religiosos, con numerosas víctimas, en los años 2001, 2004 y 2008.
Los conflictos que tienen como protagonistas a cristianos y musulmanes en Nigeria se han cobrado la vida de más de 12.000 personas desde 1999.
