La estadounidense Teresa Lewis, que había sido condenada a pena de muerte por asesinato, ha sido finalmente ejecutada en un penal del estado de Virginia a las 21.13 horas (las 3.13 horas del jueves en la España peninsular). De esta forma se convierte en la primera mujer en ser ejecutada en Estados Unidos desde 2005, y desde 1912 si se atiende solo al historial de Virginia.
Lewis, de 41 años, organizó hace ocho años el asesinato de su marido y de su hijastro, asesinatos que fueron cometidos por dos hombres condenados a cadena perpetua, quienes perpetraron los crímenes de noche y gracias a la ayuda de la ejecutada. Antes de morir había pedido clemencia a través de la televisión norteamericana para poder seguir viva y volver a ver a su nieto.
Poco después del suceso Lewis aseguró que un intruso vestido de negro había sido el autor de los disparos, pero finalmente confesó su responsabilidad y la de su amante, Matthew Shallenberger, quien entonces tenía 22 años y que terminó suicidándose tras ser condenado a cadena perpetua. El objetivo del crimen era cobrar el dinero del seguro.
Lewis, que murió mediante el proceso de inyección letal, es la duodécima mujer en ser ejecutada en Estados Unidos desde que se restableció la pena capital en 1976.
Su última cena, a petición propia, se compuso de pollo frito, guisantes con mantequilla, tarta alemana de chocolate y refresco Dr. Pepper, según fuentes del Centro Correccional Greensville citadas por el Washington Post.
Su caso había despertado un gran interés en todo el mundo. La Unión Europea llegó a pedir al gobernador de Virginia, Robert F. McDonnell, que conmutara su pena por la cadena perpetua, e incluso el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se refirió a la polémica durante su actual visita a Nueva York con motivo de la cita anual de la Asamblea General de la ONU.
