Escuchar a Oliva Rodríguez, presidenta de la Asociación ‘Lola Velayos’, es esclarecedor. Desde que el pasado mes de noviembre se diera a conocer la creación de esta asociación que lucha por las víctimas de tráfico y por evitar más muertes en la carretera, acude a donde se requiere su testimonio para dejar muy claro que detrás de lo que se denomina accidentes hay en ocasiones comportamientos homicidas que merecen la reprobación social y un castigo penal.
Por eso no entiende que en menos de un año el Gobierno haya ya promulgado dos indultos a conductores ‘kamikaces’ y, aunque entiende, y se muestra sensible, ante los problemas sociales que genera la crisis económica, como los desahucios, no oculta que le gustaría que las víctimas de tráfico tuvieran una cobertura informativa tan amplia o mayor que estas cuestiones: “Cada 17 segundos se produce un accidente y cada año hay un número muy elevado de muertes en la carretera, que también tenían su vida, sus ilusiones”.
De ahí su impotencia cuando descubre con qué facilidad la sociedad es permisiva con conductas al volante que pueden acabar con la vida de personas cercanas y ajenas. La semana pasada, Oliva y otras integrantes de la asociación, que tiene como lema ‘No más vidas rotas en carretera’, estuvieron en el Centro Integrado de Formación Profesional de Segovia y consiguieron llegar a los jóvenes que asistieron a una actividad en la que no ahorraron imágenes y testimonios muy duros y que también incluyó información de primeros auxilios y prevención.
Volverán más adelante porque los responsables del centro han considerado que la labor de concienciación de la Asociación ‘Lola Velayos’ debe llegar a otros alumnos del mismo pero además, el día 25 estarán con la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Segovia, para abordar el tema del alcohol y la conducción y el 10 de abril tienen una cita con la responsable de la Dirección General de Tráfico, María Seguí, a quien trasladarán sus demandas, entre ellas la necesidad de “campañas más duras” para sensibilizar de verdad a los ciudadanos.
Otro de sus objetivos es constituir una federación, con otras asociaciones similares, “para poder hacer más fuerza”, ya que advierten que el Código Penal y la Ley de Tráfico “no son coherentes” con esta lacra social.
Oliva habla claro, para ella la tolerancia social con los conductores irresponsables “es una pandemia” a la que se tiene que poner fin con penas más duras para los infractores y con mensajes como “que cualquiera puede ser víctima y también asesino, que al volante tienen en sus manos un arma letal”.
Debe diferenciarse, en su opinión, un accidente como, por ejemplo, un infarto, un insecto en el vehículo, el reventón de una rueda, de otras conductas deplorables. Un despiste, por hablar con el móvil, por ejemplo, puede matarte pero también puedes acabar con la vida de otros.
La responsable de la asociación ‘Lola Velayos’ cree que las autoescuelas no trabajan de forma adecuada la concienciación de los futuros conductores, “les enseñan a llevar el coche y cuando tienen el carné, a la jungla”, asegura.
Por eso considera importante llegar a todo tipo de conductores pero también a los jóvenes para evitar conductas “como que salgan de fiesta a algún pueblo y se avisen entre ellos por whatsApp si hay algún control, para que si han bebido se vayan por una carretera secundaria donde pueden cruzarse con cualquier padre que ha madrugado para ir a trabajar y llevarse por delante su vida y la de su familia”.
Oliva no es amiga de las estadísticas. Para ella, y para quienes forman esta asociación, cualquier muerte en la carretera es un drama, en la mayor parte de las ocasiones evitable y el objetivo es una lucha constante para conseguir alcanzar si no la cifra cero de víctimas mortales, al menos una reducción mucho mayor.
El año pasado fallecieron en España más de 1.300 personas en carreteras interubanas, casi cuatro diarias. Son muchas y trece de esas víctimas murieron en vías de la provincia.