Como bien denunció el Gobierno, la terrible epidemia que azotó al gremio de los controladores aéreos en el inicio de las vacaciones, con las consiguientes pérdidas millonarias para el sector turístico, no era sino una maniobra pseudosindical para presionar en la negociación del convenio. Ha bastado una simple inspección sanitaria por parte de la Seguridad Social para que dos de cada tres controladores presuntamente enfermos se hayan curado y estén ya dados de alta Así lo anunció ayer Fomento, que parece empeñado en seguir librando la batalla contra un colectivo que periódicamente colapsa el transporte aéreo en todo el país en su afán por mejorar los ya escandalosos 250.000 euros que, como media, ingresan cada año.
Los datos son reveladores. Así, hasta el pasado martes, la Seguridad Social tuvo constancia de 205 procesos controlados, de los cuales 136 pasaron a situación de alta médica. Ni qué decir tiene que no existían precendentes de tan prontas recuperaciones.
Las revisiones médicas determinaron que las personas que ya podían volver al trabajo se habían curado en un tiempo récord o, en la mayoría de las situaciones, habían padecido enfermedades de muy corta duración. De hecho, el ministro José Blanco contó, en pleno fragor de la presunta huelga encubierta, cómo tres de los cuatro profesionales que cubrían el servicio en una terminal catalana se quedaron en casa a la vez alegando que se encontraban mal, lo que obligó a cancelar vuelos y generó enormes retrasos.
«La frecuencia -de las bajas- está incluso por encima de la que es habitual en momentos tales como epidemias de gripe o alergias estacionales», indicó el Gobierno central en un comunicado.
Tanto la Inspección Médica de la Seguridad Social como los propios Servicios Públicos de Salud están realizando un seguimiento específico sobre las bajas de los controladores que expiden los médicos de atención primaria.
Para realizar tal estudio, ambas administraciones citan a reconocimiento médico a los controladores en situación de incapacidad temporal para valorar su situación, aunque, «en bastantes ocasiones, el examen médico no se efectúa, debido a que el propio profesional acude a su médico de atención primaria a solicitar la vuelta al trabajo».
En las últimas semanas diversos aeropuertos nacionales sufrieron retrasos y cancelaciones debido al alto número de controladores que se encontraba en situación de baja, tanto de larga duración como sobrevenidas.
Sin embargo, desde la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) señalan que todas las acusaciones de absentismo laboral sobre el colectivo forman parte «de una campaña de desprestigio», organizada para que se hable «de otra cosa» mientras se anuncia «la privatización de un servicio público». En este sentido, dos de los representantes de este colectivo acudieron el pasado sábado a un programa de televisión efectuaron la misma denuncia. En un momento dado, uno de los tertulianos le pidió que enseñaran sus nóminas, a lo que se negaron.
Asimismo, este grupo consideró que desde AENA se está «obligando» a trabajar a algunos de ellos sin estar en condiciones de hacerlo, al permanecer de baja por enfermedad. El portavoz de USCA, Daniel Zanit, señaló que se «ha forzado a algunos controladores a ir a sus puestos de trabajo tomando ansiolíticos», lo que no hace que se encuentren en su mejor estado para operar. Incluso, añadió, AENA ha puesto coches para llevar a los profesionales de su casa a la torre, «reconociendo de alguna forma que no están del todo bien», y añadió que lo que se debe hacer es no poner en «tela de juicio» los dictámenes médicos. «De hecho, hay personas que han ido a prestar el servicio con un 60 por ciento de la visión, nada más». Este portavoz también contó el caso de dos dictámenes de la inspección de salud que se contradecían.
