Desde que el Conde de Gazola, por iniciativa de Carlos III fundara en 1764 en Segovia el Real Colegio de Artillería, el centro de enseñanza militar ha radicado su historia en la pequeña ciudad castellana que le alberga desde hace casi dos siglos y medio. En los muros del antiguo convento de San Francisco, no sólo se forman los futuros oficiales y suboficiales del arma de Artillería, sino que se conserva gran parte de su historia en los diferentes museos y salas de este señero edificio, que ayer pudieron visitar cerca de una treintena de segovianos merced a los «Domingos de Patrimonio» organizados por la Empresa Municipal de Turismo con motivo del 25 aniversario de la declaración de Segovia como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Aunque la celebración de la festividad del arma -que tendrán lugar el próximo 4 de diciembre- no hicieron posible un recorrido más concienzudo por el inmueble debido a que algunas de las salas están siendo acondicionadas para los actos institucionales que se celebrarán en la Academia, los visitantes pudieron recorrer las más importantes, como el museo de armamento portátil, la sala de materiales y la dedicada a la ciencia y la tecnología.
Después de comprobar la belleza del hermoso patio de estilo plateresco en el que los alumnos forman diariamente para recibir la orden del día, la visita comenzó en la sala de armamento portátil, donde la Academia conserva una amplia colección de armas en las que se evidencia la evolución tecnológica de las armas empleadas en los últimos cinco siglos, desde un ejemplo del mosquetón utilizado por las tropas españolas en el siglo XVI hasta el más moderno fusil de asalto CETME que actualmente emplean las Fuerzas Armadas españolas.
Tras la reforma realizada en 1993, la Sala de Materiales permite recorrer la historia de la artillería de los últimos dos siglos y la evolución de las piezas artilleras como cañones y obuses, en la que los segovianos que acudieron a la visita se interesaron por el funcionamiento técnico de las piezas.
Del arte de la guerra, los visitantes pasaron a la ciencia, en la que la Academia de Artillería ha ocupado lugar significativo a lo largo de su historia. Por las aulas del centro han pasado investigadores de la talla de Louis Proust, autor de la Ley de las Proporciones Definidas cuya formulación realizó durante su periodo en Segovia como profesor; y en la Sala de Ciencia y Tecnología se ha dedicado un rincón especial a este investigador.
Además, esta sala exhibe la colección de minerales, rocas y fósiles documentada más antigua del mundo, con más de 3.500 ejemplares procedentes de la suma de varias importantes colecciones iniciadas en la primera mitad del siglo XVIII por el botánico José Ortega, cuya colección fue adquirida por la Academia a su sobrino en 1817.
Uno de los rincones menos conocidos de esta institución militar es su capilla, un recoleto recinto situado en una de las esquinas del patio central, que desde 2002 luce un magnífico retablo de cerámica de Talavera realizado por el ceramista Ruiz de Luna que se conservaba en el antiguo acuartelamiento del Alto de los Leones de Castilla.
