Poco a poco, los segovianos fueron ocupando la alameda de La Fuencisla para asegurarse un lugar desde el que poder recibir con alegría a su patrona, que ayer volvía a su santuario tras seis meses de restauración. Nervios, impaciencia y un ligero malestar con las autoridades y los medios de comunicación que impedían la visión del acto, se olvidaron cuando la pequeña talla gótica salió del templo ofreciendo un nuevo aspecto que causó la admiración de propios y extraños.en una jornada que preludió el próximo novenario de la patrona de Segovia.
Los autobuses -lanzadera habilitados por el Ayuntamiento para el desplazamiento hasta el santuario fueron profusamente empleados por los segovianos, e incluso el propio alcalde de Segovia empleó el transporte público para llegar a la alameda de la Fuencisla. Otros ciudadanos, aprovechando el buen tiempo que ofreció una de las últimas tardes del verano, se acercaron dando un paseo para ver a la virgen y admirar su restauración.
Tras el acto protocolario, los segovianos tuvieron la oportundad de acercarse hasta el presbiterio para comprobar de cerca el trabajo realizado por los restauradores de Simancas. Las cámaras digitales y los teléfonos móviles sirvieron para guardar un recuerdo de esta jornada histórica para todos los fieles.
Fuera, los integrantes de la Asociación de Cocineros de Segovia se afanaban en preparar para después repartir las más de 1.100 “tajadas” de pan y chorizo que sirvieron para dar un carácter festivo al acto, que tuvieron como acompañamiento la música de la Escuela Municipal de Dulzainas
