Una fuerte explosión en la central nuclear de Fukushima (norte de Japón) desató hoy la alarma y llevó a evacuar a decenas de miles de personas ante el temor de una fuga radiactiva, aunque el Gobierno aseguró que no fue un accidente nuclear.
El suceso se produjo en la planta nuclear 1 de Fukushima, a unos 270 kilómetros al noreste de Tokio, cuando varios empleados trataban de enfriar uno de los seis reactores nucleares de la central, cuyo sistema de refrigeración se vio dañado por el terremoto que ayer hizo temblar a Japón.
El edificio de contención que albergaba un depósito de acero con el reactor se vino abajo a causa de la explosión, que dejó una enorme columna de humo visible a decenas de kilómetros durante varias horas. En los primeros momentos cundió la alarma, entre la incertidumbre y el temor a que hubiera estallado el propio reactor nuclear, pero tras las primeras inspecciones el Gobierno aseguró que la explosión se había producido fuera.
Las autoridades habían ordenado sacar a 46.000 residentes en un radio de diez kilómetros de la central, pero en el momento del accidente había aún unas 800 personas en la zona, y posteriormente aumentaron el área de evacuación a 20 kilómetros. Cuatro trabajadores de la planta resultaron heridos en la explosión aunque ninguno está en situación crítica, según Tokyo Electric Power (TEPCO), responsable de la central nuclear, que este año cumplió cuatro décadas y tiene permiso para operar al menos diez años más.
Un accidente de estas características se trataba de evitar desde que ayer el terremoto de 8,8 grados Richter sacudió Japón y cortó el flujo de energía eléctrica y el motor diesel de emergencia de la central de Fukushima. La falta de energía paralizó el mecanismo de refrigeración de la planta, que cuenta con seis reactores de agua en ebullición, lo que hizo que los niveles de radiactividad fueran hasta mil veces superiores a lo habitual en una de las salas de control.
Ello llevó a decretar el estado de emergencia nuclear en ésta y otra planta vecina, la número 2 de Fukushima, también perteneciente a TEPCO y que también vio alterado su suministro eléctrico por el terremoto.
Entre informaciones confusas y una frenética actividad para controlar la situación, las autoridades señalaron que habían logrado enfriar los reactores, aunque las consecuencias de los daños en la central todavía no están claras.
Tal y como establece el protocolo de seguridad nipón, las once plantas de energía atómica de las zonas azotadas por el seísmo paralizaron de forma automática su actividad, por lo que el Gobierno se vio obligado hoy a instar a los ciudadanos a ahorrar energía para evitar posibles cortes en el suministro.
Japón sufrió el peor accidente nuclear de su historia en 1999, cuando una explosión seguida de una fuga en un planta de procesamiento de uranio en la localidad de Tokaimura acabó con la vida de dos operarios y expuso a más de un centenar de habitantes a altos niveles de radiación.
Suministros de combustible
Por otra parte, el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin ha ordenado el aumento de los suministros de combustible a Japón a petición de las autoridades de Tokio.
Japón «es nuestro vecino, un vecino amistoso, y pese a diversos problemas, debemos ser socios fiables y hacer todo para ayudar con carburante», dijo Putin, citado por las agencia rusas, en una reunión con altos cargos del Gobierno ruso.
«En estos momentos, en caso de necesidad, podemos suministrar rápidamente a Japón hasta 150.000 toneladas de gas natural licuado, así como incrementar los suministros de carbón», dijo el viceprimer ministro Ígor Sechin, responsable del sector de la energía.
Mientras sigue la angustia y la incertidumbre en todo el territorio nipón, en un pueblo de Miyagi (noreste de Japón), Unas 9.500 personas continúan hoy sin ser localizadas. Esta provincia sufrió ayer, debido al tsunami, olas de hasta diez metros, según informó uno de los portavoces provinciales.
El pueblo es Minamisanriku, cuya población total es de 17.000 personas y donde, según las imágenes transmitidas por la cadena de televisión NHK, prácticamente no quedan edificios en pie o sin haber sido anegados por las aguas.
