La tregua unilateral decretada el pasado viernes por las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como el acuerdo sobre el punto del narcotráfico en el proceso de paz de ayer, despertaron en Colombia dudas sobre si esos anuncios son un verdadero avance en el fin del conflicto o forman parte de una estrategia política para conseguir votos en las presidenciales del próximo 25 de mayo.
El tema de la paz se ha convertido inevitablemente, a lo largo de los últimos 30 años, en la bandera política de todos y cada uno de los aspirantes a la Presidencia del país. Este año, cuando se definirá el presidente para el periodo 2014-2018, no ha sido la excepción.
Sin embargo, la diferencia radica en que el país se encuentra en medio de un proceso de paz que ya cumple 18 meses con las FARC en Cuba, y que hasta el momento se ha logrado avanzar, según expertos, más que nunca en ese propósito.
Además, han demostrado de alguna manera su intención de dejar las armas, y con esta ya son tres las veces que durante el proceso la guerrilla decreta un alto el fuego unilateral. En esta ocasión, en conjunto con el ELN, el segundo grupo ilegal más numeroso del país.
Y es que las diferencias entre las campañas del mandatario Juan Manuel Santos, y el exministro Óscar Iván Zuluaga han polarizado la opinión del país frente a la paz y el camino para conseguirla. Las cartas están echadas.
