Tras el pitido final, las caras sonrientes abundaban en el campo municipal de La Albuera. Podría parecer extraño tras echar un vistazo al marcador y comprobar que el equipo local acababa de caer derrotado por ocho goles a cero. Pero nada más lejos de la realidad. El estadio irradiaba felicidad.
Felicidad en la cara de los niños, y de los no tan niños, que acababan de ver de cerca a algunos de sus ídolos y al club de sus amores; porque no hay que olvidar que, pese a las ausencias con las que contaba el Atlético, sobre el césped se dieron cita hombres como Reyes, Juanfran o Filipe Luis, que serán importantísimos para Manzano en la temporada que ahora comienza.
Felicidad también en la cara de los jugadores pues muchos de ellos, sobre todo los más jóvenes, acababan de cumplir un sueño. Había jugado al fútbol frente a esas estrellas que durante tanto tiempo han estado viendo por televisión y que cualquier otro día les habrían parecido fuera de su alcance.
Y felicidad también en los directivos de la Gimnástica Segoviana. Porque, ante todo, la visita del Atlético de Madrid supone un auténtico salvavidas para la economía gimnástica, que con los tres mil espectadores de ayer recibió una grandísima ayuda.
En lo estrictamente deportivo, la superioridad del conjunto rojiblanco quedó patente desde el inicio. Pese a que Gregorio Manzano dejó en el banquillo a la mayoría de futbolistas del primer equipo, el Atlético salió lanzado en busca de la portería de David Durán, que no pudo evitar encajar cuatro goles en media hora.
Los canteranos rojiblancos buscaron reivindicarse y, además, contaron con la ayuda de un Filipe Luis que pareció volver por sus fueros, recordando a aquel magnífico carrilero que maravilló en La Coruña y de Koke, que si tiene minutos, puede ser pieza clave en el centro del campo colchonero.
Pero, sobre todo, hay que valorar la actitud de los jugadores segovianos. Futbolistas que, en plenas vacaciones, se volvieron a juntar para disputar este partido y lo dieron todo sobre el césped. Encomiable fue, por ejemplo, la muestra de coraje de Mariano, disputando los noventa minutos y enseñando a los jóvenes que siempre hay que dejarse la última gota de sudor en el terreno de juego.
Por lo demás, la segunda parte siguió el guión de los partidos veraniegos y los dos equipos realizaron el habitual carrusel de cambios que trajo consigo otros cuatro goles más del Atlético de Madrid que hizo notar su superioridad física frente a un equipo que estaba de vacaciones. Pero lo que menos importaba en el partido de ayer, era el resultado. Ya tocará pensar en la victoria.
Tras el partido, la plantilla y varios directivos del Atlético de Madrid se desplazaron hasta el restaurante José María para disfrutar de la gastronomía segoviana degustando el típico cochinillo.
