A pesar de la pena de todos los trabajadores del gremio, la becerrada de los camareros se pierde. La asociación de camareros de Segovia comenzó en 1928 bajo el nombre Montepío de Camareros, como una forma de colaborar entre los trabajadores del gremio y lograr un apoyo común que mantuviera a los trabajadores bajo cierta seguridad.
La suspensión de la becerrada ha sido un golpe muy duro para los participantes y para los, no pocos, segovianos que desde muy pequeños acudían a esta fiesta para celebrar un día en familia y disfrutar de la original festividad organizada por los camareros.
“ A los más mayores nos da muchísima pena, pero por otro lado entendemos lo complicado que resulta sacar adelante un espectáculo de tal magnitud, dadas las condiciones que vivimos en la actualidad. Antes no era tan complicado y los gastos eran menores, el veterinario, la seguridad, hasta el alquiler del piso de la plaza de toros era más barato y el carácter benéfico estaba más inculcado en la población segoviana, todo el mundo ayudaba y así la celebración sí podía salir adelante”, recordó el ex-presidente Paco García Borregón.
Muchos de los socios se plantean porqué la asociación de hosteleros no toma parte en el asunto , no piden una ayuda económica, sino una ayuda gerencial, que la asociación de hostelería se encargue de los temas necesarios para gestionar esta fiesta tan bonita y representativa de la provincia segoviana.
La magnitud a la que llegó el espectáculo es por un lado beneficiosa para la organización, ya que las asistencia a la becerrada de los camareros durante los últimos años ha sido inigualable, y por otro lado perjudicial pues esas casas comerciales que al principio colaboraban de manera altruista con la asociación ahora ven el negocio en el espectáculo y ya no ceden el producto, ahora todo se paga.
Algunos personajes ilustres del gremio, en Segovia, como son Cándido, Clemente, Jesús, Silvano y algún otro, tuvieron que asistir al entierro de compañeros de profesión. Un golpe duro pues el hecho de que no existiera la Seguridad Social hizo que su familia no tuviera la liquidez monetaria suficiente para pagar el entierro. Fue entonces cuando estos camareros segovianos decidieron crear esta unión, el Montepío de los camareros, con el único fin de ayudarse entre los profesionales del gremio.
Desde este mismo momento se comenzó a hacer la becerrada de los camareros, una corrida de toros hecha por y para los camareros que, poco a poco, cobró la importancia que merecía en la provincia de Segovia. Las firmas comerciales comenzaron a ver la relevancia de la celebración y cedieron muchos de sus productos. Así la becerrada fue tomando un cariz benéfico y los organizadores decidieron que con los beneficios obtenidos por la celebración ayudarían a diferentes centros beneficios de la capital y así fue”, comentó el ex-presidente de la asociación Francisco Maroto.
En los años 90 bajo la dirección de Francisco García Borregón , elMontepío se ve obligado a convertirse en asociación y por tanto su nombre tiene que cambiar al actual: Asociación de Camareros de Segovia y Provincia. Poco a poco el carácter benéfico y humanitario de Montepío va más allá y comienzan a hacer diferentes actividades culturales.
Los dos expresidentes, Borregón y Maroto, recuerdan sus vivencias a cargo de la asociación y ambos destacan dos momentos importantes como son: “Para mí lo mejor de la festividad y de lo que movíamos cuando estaba al frente de tan bonito proyecto era la gente, la familiaridad con la que nos tratábamos y el buen ambiente que se creaba cuando nos reuníamos, porque para nosotros no era solo la becerrada, era una reunión de amigos que preparábamos con gusto y sin enterarnos de que estábamos trabajando, creábamos un acto que todos los segovianos esperaban con ganas”, comentó Borregón.
“Para mí lo mejor que viví en la asociación era el momento en que repartíamos lo beneficios de la becerrada por los diferentes centros beneficios y cuando el obispo nos recibía en el obispado. El agradecimiento de los más necesitados y del obispo, es algo que no voy a olvidar jamás. Por los que más pena me da la suspensión de la becerrada es por lo niños. Por la ilusión que aportaban a este acto, porque nosotros éramos, en muchos casos, los encargados de mostrarle a un niño su primera corrida de toros. La becerrada se había convertido en el día de fiesta antes de empezar el colegio y con el corazón en la mano, eso sí me da pena” concluyó Maroto.
Ahora sólo queda esperar al año que viene y disfrutar de las actividades complementarias de la festividad de santa Marta que este año se convierten en protagonistas.
