Cientos de pancartas, globos, confeti y serpentinas acompañaron ayer al Papa Benedicto XVI en su primer baño de masas por las calles de Madrid en las que se agolparon miles de peregrinos y ciudadanos que le brindaron una calurosa bienvenida.
Tras ser recibido en el aeropuerto de Barajas por los reyes y el presidente del Gobierno, Benedicto XVI emprendió su camino hacia la Nunciatura a bordo del papamóvil recorriendo algunas de las principales calles de la capital.
Así, miles de personas que esperaron desde primeras horas de la mañana engalanaron las calles del itinerario para dar un cálido y afectivo recibimiento al Pontífice con numerosos gritos, cánticos, aplausos y hasta llantos de auténtica emoción.
Así, el papamóvil enfiló la entrada en Madrid por la Avenida de América decorada con esmero para la ocasión, en especial los puentes, desde donde decenas de ciudadanos lanzaron globos, confeti de colores y grandes serpentinas amarillas y blancas, los colores de la bandera vaticana.
Bienvenido a España, tierra de María, De Madrid al cielo o Bienvenido Santo Padre fueron algunos de los diversos textos de las muchas pancartas que decoraron las pasarelas, calles y plazas en las que se agolparon los fieles fuertemente custodiados por un amplio despliegue de seguridad.
Así, las aceras de Avenida de América estuvieron copadas por peregrinos y ciudadanos que esperaban el paso del vehículo papal coreando los tradicionales Sí, sí, sí el Papa ya está aquí, Ésta es la juventud del papa y Somos adictos a Benedicto XVI.
Un poco más cerca de la Nunciatura Apostólica, lugar donde el Santo Padre se alojará durante su estancia, más concretamente en la calle Príncipe de Vergara, un numeroso grupo de peregrinos del Opus Dei de Francia, Estados Unidos e Inglaterra esperaron la llegada del Pontífice cantando y agitando sus banderas desde primeras horas de la mañana.
Por su parte, un conjunto de portugueses lamentaron el paso «demasiado rápido» del papamóvil y su escolta, aunque se consolaron pensando en que le verán en los actos de los próximos días, «además, ya le hemos podido observar antes, en otras jornadas a las que hemos asistido con enorme fe. Esos segundos de encuentro con el Santo Padre es algo inexplicable», aseguraron.
Ya en la Nunciatura Apostólica, un grupo de niñas vestidas de flamencas le dieron la bienvenida bailando sevillanas.
Por la tarde, el baño de masas continuó. Así, hizo una parda en su recorrido en la Puerta de Alcalá. Allí, recibió la llaves de la ciudad de Madrid de la mano de su alcalde, Alberto Ruiz Gallardón. Seguidamente, se encaminó hacia la plaza Cibeles, donde terminó su periplo con una vigilia rodeado de las continuas muestras de afecto de todos los congregados.
