Aunque nadie diría que toda gran historia requiere un buen prólogo, no hay duda de que ayuda, y eso fue lo que trató de ofrecer ayer la organización al borde del pitido inicial del Mundial, con un espectáculo colorista y multitudinario en el Soccer City.
Sobrevolaron el estadio hasta tres cazas del Ejército y cinco aviones de hélice en acrobáticos tirabuzones. Pasaron tan cerca del campo que a su estela flamearon las banderas de los hinchas, que contemplaron un recital de algo más de media hora de duración.
A una lona gigante que cubría todo el rectángulo de juego accedieron docenas de figurantes vestidos con trajes tradicionales, un escarabajo pelotero gigante y el mapa del ‘Continente negro’, elaborado con telas típicas y sobre el que fueron apareciendo huellas humanas que se encaminaron hacia el norte, como hizo el ser humano al inicio de los tiempos.
Cientos de personas tomaron parte en una ceremonia recibida con una tremenda satisfacción por el público, que fue entrando lentamente al lugar hasta casi abarrotarlo.
Justo en el círculo central se situó de repente una réplica de un bol típicamente sudafricano o de una calabaza, o lo que es lo mismo, una del estadio Soccer City, con sus mismos colores terrosos e idénticos agujeros en su estructura exterior.
Una vez recalcado que el Mundial se disputa en África y, en concreto, en Sudáfrica, llegó el momento de las auténticas protagonistas del prestigioso torneo: las 32 selecciones que van a pugnar por el título.
Un nutrido grupo de figurantes vestidos de blanco, alineados a la manera de las tropas del ejército romano, fueron mostrando y ocultando unas pelotas naranjas, y componiendo de este modo los nombres en inglés de los equipos.
El último, Sudáfrica, sirvió para que la hinchada local estallase de júbilo. La alegría también resultó enorme cuando un mosaico humano, para cerrar la ceremonia, completó el logotipo oficial de la FIFA para el Mundial.
Entonces, los aviones sobrevolaron de nuevo el Soccer City. Se fueron los figurantes, entraron los operarios, desapareció la lona, relució el verde del césped y se encendieron los aspersores: había llegado la hora de que el fútbol tomara el ‘trono’ principal.
Tragedia
En medio de la fiesta se coló un toque muy triste, que ensombreció en parte el jolgorio reinante.
El antiguo presidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela no asistió ni al acto inicial ni al partido inaugural, debido a la muerte de madrugada de su bisnieta Zenani, de 13 años.
La fallecida perdió la vida en un accidente de tráfico ocurrido tras salir del concierto que se celebró en el estadio Orlando de Soweto para abrir boca de cara a la competición futbolística.
Zenani cumplió años el pasado día 9 de junio y era la hija mayor de Zoleka Seakamela. El espectáculo que precedió a su muerte se convirtió en un auténtico homenaje a su bisabuelo.
De hecho, en un descanso entre canción y canción, el también Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu apareció vestido de pies a cabeza con el uniforme amarillo que caracteriza a la selección sudafricana, y aprovechó para gritar el nombre de Mandela.
Aunque el legendario dirigente no estuvo presente en los eventos, el público y diversos mandatarios sí se acordaron de él. Varios de los asistentes le dieron las gracias por medio de pancartas.
