Desde la puerta principal de entrada a la iglesia de La Resurrección del Señor, se podía disfrutar ayer de un hermoso ocaso que quizá quiso acompañar con su belleza a una hermosa jornada de despedida en el que la parroquia y el barrio de Nueva Segovia dijeron adios a su párroco, Hipólito Prieto, que a partir de hoy comenzará una nueva tarea pastoral en la vecina parroquia de Nuestra Señora del Carmen.
El aforo del templo resultó casi insuficiente para acoger a los centenares de vecinos y feligreses que quisieron acompañar al veterano sacerdote en su última eucaristía como párroco, y que le mostraron su afecto y cariño nada mas salir ante el altar donde fue recibido con un caluroso y atronador aplauso.
En su homilía, la última que dirigió a la parroquia como sacerdote titular, Prieto sólo tuvo palabras de agradecimiento para todas las personas, movimientos, agrupaciones y vecinos del barrio que han colaborado con la parroquia en estos primeros 27 años de vida. Recordó los precarios inicios de su acción pastoral en el barrio, y aseguró que con la ayuda de todos «hemos conseguido hacer parroquia y hacer barrio».
También tuvo palabras para su sucesor, el sacerdote Fernando Mateo, para el que pidió «una buena acogida, porque estoy seguro de que caerá muy bien aquí», y culminó su homilía con la humildad que ha caracterizado su periodo al frente de la parroquia al asegurar que «los hombres pasan, pero la
palabra de Dios es la que permanece para siempre».
Tras la Eucaristía, los distintos grupos vinculados a la parroquia ofrecieron algunas actuaciones musicales en homenaje al párroco, desde la banda de cornetas y tambores hasta el coro parroquial, pasando por la Hermandad de la Virgen del Rocío, afincada en la parroquia segoviana desde su creación. Además, le fue entregado un pergamino conmemorativo y varios regalos más con los que simbolizaron su afecto y su unión con el sacerdote.
