La villa de Prádena (Segovia) se ubica en la vertiente norte de la falda de los Montes Carpetanos, junto a la carretera N-110 que va de Segovia a Soria, a escasos 40 km al noreste de la capital provincial; y de la carretera comarcal SG-V-2346 que la comunica con las Castrosernas, de Arriba y de Abajo, y el Condado de Castilnovo. En la actualidad tiene un censo poblacional de unos 500 habitantes permanentes, cuyo gentilicio es pradenenses o pelangutos. Esta población permanente se multiplica los fines de semana, en fiestas y en época estival.
Desde 1975, Prádena tiene a Castroserna de Arriba como su única pedanía. La pequeña población de Matandrino, que también era una pedanía de Prádena, quedó deshabitada en los años 70 del pasado siglo. No obstante, aún pueden apreciarse algunas de las casas que la formaban.
El solar donde se asienta la villa de Prádena ha venido siendo lugar de asentamientos humanos, posiblemente de forma continuada, desde tiempos muy remotos, como nos indican los restos encontrados en la cueva de los Enebralejos. También se han encontrados restos de la presencia de los romanos y de los visigodos por estas latitudes.
Hay quien dice que en la época en que Roma dominaba la Península Ibérica, este asentamiento poblacional se llamaba —Pratum—, del que pasaría a —Pradana—, y ya en el siglo XVI pasaría a llamarse Prádena. El nombre de Prádena es un derivado de la palabra latina —prader— (prado), y del sufijo —ena—, que se cree que alude a la abundancia de pastos en su entorno. Como vemos los pastos siempre están presentes en las distintas modalidades del nombre.

Aunque desconocemos el momento específico en que se reconquistan estas tierras de manos islamitas y se crea o repuebla el asentamiento luego llamado Prádena con gentes cristianas procedente del norte peninsular, daremos por buena la fecha de 1010 en que Sancho García, el entonces conde de Castilla, incorporó Sepúlveda definitivamente a la Castilla cristiana, confirmó su fuero y se puso en marcha el sistema de repoblación de los territorios reconquistados al norte de la sierra de Guadarrama, con la creación de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, que aún hoy sigue prestando servicios esenciales a los respetivos pueblos que la componen; nombrando a la nueva población, Prádena, cabeza del ochavo de su nombre, institución supramunicipal compuesto por las poblaciones de: Prádena (capital), Castroserna de Arriba, Castroserna de Abajo, Valdesaz, Condado de Castilnovo, Villafranca, Santa Marta del Cerro, Ventosilla y Tejadilla Perorrubio, Tanarro, Valleruela de Sepúlveda, La Nava, Torrecilla, Casla, Sigueruelo, Santo Tomé del Puerto.

Junto con los nuevos pobladores cristianos, se asentó una comunidad judía que permaneció en Prádena hasta que fueron expulsados de los territorios de Castilla y León por el llamado Decreto de Expulsión de 1492 impulsado por los Reyes Católicos. Como curiosidad, traemos a colación que uno de los parajes del municipio aún se denomina arroyo matajudíos; es un valle seco que dice la tradición que por allí corrió la sangre.
En 1338, el rey Fernando IV el Emplazado, hijo de Sancho IV el Bravo y de María de Molina, la tres veces reina, por matrimonio con Sancho IV, como madre y tutora de Fernando IV, y finalmente como abuela y tutora de Alfonso XI, concedió a la villa de Prádena la propiedad de unos terrenos en la sierra y un real privilegio por el que se prohibía pastar en ellos a cualquier ganado foráneo a la villa; Esta concesión real posiblemente tuviera que ver con que los habitantes de la villa de Prádena reunían una importante cabaña ganadera de bovinos y ovinos, así como, batanes y telares.
Las dos actividades fundamentales a que históricamente se dedicaba la vecindad de Pradena, eran la agricultura practicada por la población de residencia permanente, y la ganadería practicada principalmente por los mozos como pastores de los rebaños de lanares trashumantes, mientras duró La Mesta. Los rebaños de ovinos que pastoreaban estos pradenenses, generalmente usaban la Cañada Real Soriana Occidental, conocida en estas latitudes como Cañada de la Vereda de la Sierra, que pasaba por su término municipal, además de otros caminos que conducían a las tierras de invernada en Extremadura y Andalucía, y devuelta a los pastos de verano al norte de la sierra de Guadarrama.
La tradición ganadera trashumante marcaba las fechas de las fiestas para que los mozos coincidieran en el pueblo. La Feria se celebraba entre el 9 y el 12 junio, cuando los ganados trashumantes llegaban del sur en dirección a los pastos de verano en el norte, y la fiesta patronal de Prádena, Nuestra Señora del Rosario, históricamente se celebraba los primeros días de octubre coincidiendo con las fechas en que los rebaños trashumantes partían a los pastos de invernada en el sur. Se hacía en esas fechas para que los mozos que se dedicaban al pastoreo trashumante pudieran asistir a las fiestas, que generalmente era cuando se emparejaban y/o casaban entre la juventud del pueblo.

La vida familiar de los pastores era muy dura y sacrificada, pues pasaban alejados de sus familias siete u ocho meses al año, y en los cuatro o cinco meses que estaban en los puertos de montaña debían hacer turnos entre la casa familiar y la majada, alternándose en el cuidado del ganado. El permanecer tanto tiempo apartados de la familia, producía en los pastores cierto grado de morriña, añoranza de esposa, hijos y/o padres; y esos deseos se perpetuaban en sus mentes, cuan sueños lejanos, hasta el momento del encuentro con la llegada de los rebaños.
Yo pienso que vienen a ver los extremos:
Pastores, ovejas, cabañas y hatos;
Los pastos costosos hacerlos baratos
A su propia costa, según veremos.
No era menos sacrificada la vida de las mujeres de los pastores, que debían quedarse en el pueblo al cuidado de los hijos y de la hacienda familiar. Como bien decía el refrán “Mujer pastoril en marzo, mayo o abril”, refiriéndose a los meses en que las mujeres de los pastores podían dar a luz sin que se activasen las alarmas.
El declive de las ovejas merinas en España, que inicialmente fue una pérdida notable también para los pastores, a medio y largo plazo se convirtió en un beneficioso acicate para ellos, pues les obligó a buscarse otros medios de vida no tan extremos.
Yo me voy para mi pueblo
porque proyectado tengo
desmatar el Escobalín
y en el hacer un huerto

Durante el primer cuarto del siglo XVIII, Felipe V, primer rey de la dinastía borbónica, eligió Prádena por la belleza de su entorno, como primera opción para construir un palacio para su retiro, pero luego cambió de opinión y eligió la Granja de San Ildefonso.
Durante el siglo XVIII, Prádena vivió una época de gran esplendor económico, motivado fundamentalmente por la actividad pecuaria de trashumancia y el comercio de la lana; cuyos ricos comerciantes aportaron los medios económicos necesarios para construir la hermosa iglesia de San Martín de Tours, acabada a finales de siglo en estilo neoclásico. Por esas mismas fechas se construyeron en la villa numerosas casonas con blasones en los frontales de su fachadas y grandes ventanales con balcones protegidos con lustrosa forja.
El Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España realizado por don Pascual Madoz y editado en 1850. Nos informa que entonces en Pradena contaba con 906 habitantes que se repartían en 224 casas, algunas con piso alto y de buena construcción, además, había un Ayuntamiento que también hacia de cárcel, una escuela mixta de instrucción primaria con 80 alumnos de ambos sexos, tres fuentes de buenas aguas, un batán de sayales, algún telar de lienzos y cuatro molinos harineros; abundante caza de: liebres, conejos, perdices y otras aves, y pesca de buenas truchas.
Un siglo después, en 1952, Prádena contaba con 1042 habitantes dedicados a la agricultura y a la ganadería lanar. Tenía seis molinos harineros, una fábrica de jabón, un matadero, un aserrío de madera, cuatro carpinterías, dos herrerías y forjas, una carretería y una fábrica de gaseosas. Celebraba dos fiestas comarcales, una del 9 al 12 de junio y otra en octubre, aparte de un mercado semanal todos los lunes.
Hoy, final del primer cuarto del siglo XXI, la villa de Prádena tiene una población permanente de unos 500 moradores. Cuyo segmento activo de ese censo, se reparte entre el sector de las vaquerías, empresas de construcción, alimentación y el turismo de fin de semana que está en constante crecimiento.
Ventosilla, Tejadilla y Las Casas Altas
Ventosilla, Tejadilla y Las Casas Altas son tres pequeños núcleos poblacionales que conjuntamente forman un Ayuntamiento, de los más pequeño de la Provincia de Segovia, llamado Ventosilla-Tejadilla, actualmente poblado por 17 habitantes. Se ubican a escasos 14 km al norte de Prádena, en una zona poco apta para el cultivo agrícola poblada por enebros, sabinas, espinos y abundantes piedras calizas que han permitido la creación de cuevas y grutas subterráneas, entre la villa de Prádena al sur y Santa Marta del Cerro al norte. En el término municipal del Ayuntamiento que forman los tres poblados, han aparecido restos arqueológicos de culturas de la Edad de Bronce, de los romanos y una necrópolis de los visigodos.
Existe una leyenda sobre el origen de estos tres núcleos de población:
Se cuenta que la familia fundadora tenía tres hijas que se llevaban mal, y su padre, para que no pudieran seguir riñendo, las construyó tres casas, una en cada uno de los tres barrios que ocupan las actuales Ventosilla, Tejadilla y Las Casas Altas, y las conminó a vivir cada una en un barrio.
En 1559 corrieron la misma suerte que las dos Castrosernas, de Arriba y de Abajo. Felipe II las separó del Concejo de Sepúlveda para vendérselas a don Gaspar López de Durango, juez de términos en la Villa de Madrid, señorío que continuó en poder de los descendientes de este caballero hasta finales del siglo XVII, que paso a la familia de los Basurto.
A finales del siglo XVII, el rey Carlos II el Hechizado, mediante real decreto del 26 de octubre de 1697 y real despacho del 21 de julio de 1698, creó el marquesado de Castroserna en la persona de don Martín de Basurto y Sepúlveda, corregidor de Salamanca y de Toledo, regidor perpetuo de Sepúlveda, alguacil mayor de la Real Chancillería de Valladolid y caballero de la Orden de Santiago. El último marqués de Castroserna del que tenemos constancia es don Álvaro María de Ulloa y Suelves, quien en 1980 ostentaba el título de XI marqués de Castroserna, XIII conde de Adanero, maestrante de Granada y de Sevilla.

Patrimonio
• Cueva de los Enebralejos. La principal atracción de Prádena es la Cueva de los Enebralejos. Importante Parque Arqueológico declarado Bien de Interés Cultural, ubicado a muy poca distancia del núcleo vecinal. Se descubrió fortuitamente en 1932. Un estudio arqueológico define la cueva como una acrópolis de principios de la Edad del Bronce, a partir de las piezas de cerámica, utensilios líticos y arte rupestre encontrados en las excavaciones. Es visitable junto al museo y centro de interpretación que alberga desde 1995.
• Mercado del Acebo. En el término municipal de Prádena abundan los bosques de sabinas, pino, acebo y robles. Otro de los atractivos de Prádena es su Mercado del Acebal que se celebra en el mes de diciembre, donde acuden profesionales de la artesanía local, alimentación, música, y actividades culturales que dinamizan la vida comunitaria de la zona.
• Iglesia de San Martín. Es un hermoso templo de estilo neoclásico construido sobre otro de fábrica románica. En su interior se conservan dos imágenes de gran devoción en la villa: la Virgen del Rosario, patrona de la localidad y una Piedad gótica de finales del siglo XV.
• Ermita de San Roque. Es un pequeño templo de una sola nave y fábrica barroca de finales del siglo XV.
Servicios
• Cuartel de la Guardia Civil
Atención sanitaria
• Servicio Médico
• Enfermería y Geriatría
• Fisioterapia, Rehabilitación y Mantenimiento
• Terapia ocupacional y animación sociocultural
• Trabajador social
Alojamientos
• Ctr posada del Acebo
• Casa rural Sierra de Prádena
• Alojamiento Luz de la Sierra
• Ctr Las Praderas
Bares y restaurantes
• Bar la Iglesia
• Bar La Portada
• Bar restaurante La Mesta Centro de Turismo Rural
• Restaurante Las Tres Bes
• Restaurante Los Tres Hermanos
• Restaurante Cañada Real
