El Viveros Herol Nava llega al parón liguero con la sensación de poder llegar a tiempo al tramo decisivo de la temporada, si las lesiones se deciden a abandonar el barco navero y marcharse a otros lugares. Ayer, en el pabellón de la Ciudad Deportiva Francisco Fernández Ochoa, el conjunto segoviano se puso en modo rodillo para superar a un Ikasa Balonmano Madrid que aguantó durante un cuarto de hora, el primero del partido, pero que con el paso de los minutos y la ausencia de rotaciones en la primera línea, fue bajando su rendimiento, mientras que el Balonmano Nava no sólo lo mantuvo, sino que llegó a elevarlo gracias a la aportación de jugadores con hambre de minutos.
En la contundente victoria de ayer no se puede pasar por alto la aportación del 6:0 defensivo, y el buen porcentaje de paradas de Ernesto Sánchez, que incluso marcó un gol de costa a costa cuando el Ikasa jugaba con la portería desguarnecida. También sería injusto no mencionar la aportación de Antonio Llopis en la ofensiva, o la de Alberto García y Pablo Rodríguez en el extremo derecho, haciendo olvidar la baja de Isma, sin olvidar el extraordinario hecho (porque lo es) de que Agustín Casado vuelva a acercarse a la decena de goles anotados en un partido, aunque ya son tan habituales los guarismos del almeriense que quizá no se le esté dando el mérito que tiene.
Pero todo lo digno de mención en el Viveros Herol Nava, queda en un segundo plano cuando se debe alabar como se debe el comportamiento coral de un equipo que ayer lo fue en toda su extensión, manteniendo una gran intensidad pese a las numerosas (y lógicas) rotaciones. Y en ese comportamiento coral se debe destacar la figura de un solista, Oleg Kisselev, que llegó a Nava para poner la guinda del pastel, y que ayer volvió a jugar al balonmano después de muchos meses sin poder hacerlo por culpa de una lesión.
OLEG CUADRA EL CÍRCULO
La presencia del joven lateral vino a mejorar a toda la primera línea segoviana, porque aportó minutos de descanso a Agustín en el ataque, sin que ello se notara en el apartado realizador, ya que marcó cuatro tantos, y también a Toma y a Álvaro en la defensa, con lo que Dani Gordo pudo probar duplas defensivas interesantes de cara a los encuentros que han de venir.
La suma de todos estos factores vino a contribuir a que el Balonmano Nava pudiera realizar el partido más completo de la temporada ante un oponente que a duras penas logró llegar con vida al minuto quince de la primera parte, en la que los daños eran mínimos (5-6), pero que paulatinamente se fue viniendo abajo, frenado en seco en su ataque por el 6:0 de los segovianos, que fueron sumando acciones positivas hasta forzar al técnico madrileño a pedir dos tiempos muertos casi consecutivos para intentar evitar lo que se le venía encima sin conseguirlo, ya que el Viveros Herol pasó del 8-11 al 9-18 en apenas cinco minutos de una auténtica borrachera de goles.
En ello tuvo mucho que ver el hecho de que el Ikasa jugara con siete para seis durante un buen número de minutos, un sistema ofensivo que se convirtió en un suicidio para los locales, que no dejaron de encajar goles.
La segunda parte no tuvo historia, porque los naveros no dejaron que la tuviera, ya que un parcial de 0-3 en los primeros minutos elevó la renta hasta la docena de goles, ventaja que fue administrando con solvencia hasta el final del partido. Todo le salió bien al Viveros Herol frente a un oponente con pocos recursos, y como quiera que perdieron tanto el Torrelavega como el Sinfín, la jornada no le fue del todo mal a un conjunto que pone tierra de por medio con respecto a sus rivales por el tercer puesto. Y el segundo no queda demasiado lejos.
