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¿Una vela que se apaga?

En ocasiones me he encontrado con fieles cristianos que me expresaban un pensamiento que les pesaba profundamente en su corazón. Ante la falta de presencia de jóvenes en la Iglesia, ¿no seremos la última generación de cristianos?

por Jesus Vidal Chamorro (*)
19 de octubre de 2025
en Opinion
JESUS VIDAL CHAMORRO
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En ocasiones me he encontrado con fieles cristianos que me expresaban un pensamiento que les pesaba profundamente en su corazón. Ante la falta de presencia de jóvenes en la Iglesia, ¿no seremos la última generación de cristianos? Esta pregunta es semejante a aquella que hace Jesús en una enseñanza a sus discípulos sobre la necesidad de perseverar en la oración. Allí, Jesús se pregunta: «cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?». Esta es una pregunta legítima acerca de la dificultad que muchos experimentan para transmitir la fe y para perseverar en ella en este tiempo. La fe parece, en muchos casos, irrelevante socialmente, y en algunos lugares se tiene la sensación de ser el pabilo de una vela que, poco a poco, se irá debilitando hasta que solo quede un hilillo de humo que quede como el recuerdo de algo apagado.

El contexto de la pregunta de Jesús puede ayudarnos a entender mejor el significado de esta pregunta. En sus discusiones con los fariseos, que están recogidas justo antes de esta enseñanza, estos piden a Jesús signos visibles y palpables del Reino de Dios; pruebas de que la presencia de Dios es real en medio de nosotros. Jesús les dice que no harán falta más signos de los que ya ha dado. Sus palabras, sus obras de sanación, su presencia en medio de ellos será el signo único y definitivo. Y, al mismo tiempo, les insiste en que para reconocerle es necesario orar sin desfallecer.

Para que podamos comprenderlo mejor nos pone a dos personas en contraposición. Por un lado, tenemos a un juez inicuo, que no teme a nadie: ni a Dios ni a los hombres. Por otro, una mujer viuda, débil y sin ningún poder en esta tierra. Sin embargo, finalmente, en el encuentro entre ambos personajes, la mujer, por su perseverancia, vence al juez convenciéndole para que le haga justicia. Lo que ha doblado la voluntad del juez no es el poder, la influencia o la violencia que pueda ejercer la viuda, sino su insistencia en mostrar públicamente su necesidad de justicia.

Pero hemos de fijarnos bien en la enseñanza que Jesús nos da. Habitualmente tendemos a interpretar esta parábola como si Jesús nos exhortara a ser insistentes con Dios para que nos haga caso. Pero esta aplicación es errónea, porque entonces estaríamos comparando a Dios con el juez inicuo, como si a Dios no le importáramos nosotros. En cambio, Jesús también hace contraposición entre Dios y el juez inicuo. Por eso, Jesús se pregunta: «¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?». Es decir, que Dios nos ha elegido y no cesará en hacernos justicia. No es necesario que nosotros convenzamos a Dios de nuestro bien, pues él sabe lo que necesitamos en cada momento antes incluso de que lo vayamos a pedir. No es Dios quien necesita de nuestra oración para compadecerse, sino que somos nosotros los que necesitamos de la oración para mantenernos en espera.

Esta pasada semana hemos celebrado la fiesta de santa Teresa, maestra de oración, de la que dice que «por estar amarrada a esta fuerte columna (la oración), pasé este mar tempestuoso de casi veinte años con estas caídas». Cuando Teresa vive imbuida en la vida social, la oración es la guía firme que le sostiene. Orar nos puede parecer tarea para algunas personas especiales que están, supuestamente, más cerca de Dios, como los sacerdotes y el monasterio. Pero no es así. La oración se nos ofrece a todos como un camino sencillo, en el que mientras permanezcamos, Dios se ocupará de nuestras cosas.

Orar sin desfallecer, perseverar en la oración, es la forma de abrir los ojos a la misericordia de Dios que se nos entrega cada día. Esto responde a la pregunta que nos hacíamos para comenzar. Mientras haya un puñado de hombres y mujeres que perseveren en la oración, el Señor encontrará esta fe. Esto vale para la historia y para nuestros pueblos.
——
(*) Obispo de Segovia

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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