Buenas sensaciones ha dejado la 43 Feria del Libro de Segovia entre los libreros, en palabras del presidente de su asociación Héctor Monterrubio. Ayer por la tarde cerraba sus puertas esta muestra literaria, que este año ha servido de escaparate para los profesionales segovianos relacionados con el sector, con encuentros de escritores y editores de la provincia, así como venta y firma de ejemplares de publicaciones segovianas. “Está bien recuperar y potenciar lo nuestro, la escritura y el libro de la tierra”, afirmaba ayer Monterrubio, que aboga por seguir con esta línea en próximas ediciones.
Diez librerías y tres editoriales segovianas han expuesto a lo largo de cinco días en la Avenida del Acueducto las últimas novedades literarias de los autores más relevantes del momento, que han atraido a numerosas personas, principalmente segovianos, a quienes va dirigida una feria, que pretende acercar la cultura al ciudadano. “Especialmente ha sido gente de Segovia la que ha venido a la feria, pero al ser la Avenida del Acueducto una zona de paso, también ha habido un importante porcentaje de turistas”, señala el presidente de los libreros, quien admite que “sobre todo miran, pero sí que se ha vendido, yo personalmente más de lo que esperaba”. Las sensaciones de otros libreros son que los resultados han sido similares a los de otras ferias.
Entre los ejemplares que más se han demandado y vendido se encuentra ‘Fariña’, el ensayo sobre los narcos gallegos, de Nacho Carretero. “Yo creo que más debido a la polémica que a otra cosa”, comentaba Héctor Monterrubio. Hay que recordar que la reproducción y distribución de este libro estuvieron paralizadas por orden judicial durante unas semanas.
También ha funcionado muy bien en esta feria, entre otros, ‘El consumo de la patata en Irlanda’ de Flann O’brien, tres novelas cortas muy divertidas sobre la historia de Irlanda hasta mediados del siglo XX, para pasar un buen rato de buena literatura durante el presente verano. Y también se han interesado los lectores por un libro de aquí, ‘Las líneas de defensa de Segovia’, de Carlos de Miguel, una guía de fortificaciones de la Guerra Civil en el entorno de la capital, recientemente presentada.
“Y luego, un poco de todo, el ensayo funciona bastante bien, también temas de feminismo; en general, hemos tenido una amplia demanda”, indicaba Monterrubio.
Y un año más, el programa complementario de actividades de la feria ha sido un éxito. Comenzó con el pregón inaugural a cargo de la titiritera segoviana ‘La Pícara Locuela’, que atrajo a mucho público con una historia sobre libros. Al día siguiente, responsables de tres pequeñas editoriales independientes: La Uña Rota, Aventuras Literarias y Materia Oscura, protagonizaron una mesa redonda sobre la edición desde la periferia, con un buen resultado.
El viernes, la presentación del libro del segoviano Alberto Martín García, ‘El silencio de Raquel’, fue todo un éxito, con una larga cola de lectores para que les firmara su ejemplar nuevo. Y el sábado, la escritora Maribel Gilsanz, el historiador Víctor Caballero y el poeta Luis Llorente, todos ellos segovianos, conversaron sobre las letras en Segovia. La feria se clausuró ayer con dos talleres dedicados a la ilustración, uno denominado ‘Búhos de papel’, con Esther García, en el que participaron numerosos niños de entre 8 y 12 años, y otro, con Maguma, sobre la mancha y la línea. Ambos forman parte del programa ‘Ilumina’, de la Junta de Castilla y León.
Diez librerías segovianas: Antares, Cambra, Cervantes, Diagonal, Entrelibros, Ícaro Segovia, Ícaro La Granja, Intempestivos, Punto y Línea y Silver, han contribuido al acceso a la cultura de todos los segovianos, en la cita anual de la Asociación de Libreros de Segovia de todos los veranos.
