La presentación de una pieza de cristal conmemorativa del centenario del nacimiento de don Juan de Borbón y Battenberg (20 junio de 1913) en el palacio de La Granja fue la excusa para que el Real Sitio ofrecería ayer un sencillo y emotivo homenaje a su hijo más preclaro, del que ayer se llegó a decir que fue “el segoviano más importante en toda la historia de las Españas”.
Presentó el acto el alcalde del Real Sitio, José Luis Vázquez, quien mostró especial hincapié en resaltar el papel jugado por don Juan de Borbón para el mantenimiento de la fábrica de vidrio en la localidad. De acuerdo a su exposición, si alguien peleó para que siguiera su actividad —y, por lo tanto, el empleo— tras el inicio de la Guerra Civil Española en 1936, fue don Juan de Borbón. Pero además, dos décadas después, en 1957, utilizó sus habilidades negociadoras para lograr que se construyera la gran factoría que hoy en día pervive. “Esas fueron sus acciones más destacadas, más generosas, con La Granja”, afirmó Vázquez.
Tras la introducción del regidor, Rodrigo Peñalosa Izuzquiza, vizconde de Altamira, contó diversas vivencias personales de infancia y juventud, en relación con la trayectoria de don Juan de Borbón. Entrando ya en la figura del padre de don Juan Carlos I, Peñalosa citó, como documento clave, el ‘Manifiesto de Lausanne’, de 1945, en el que don Juan de Borbón requería formalmente a Franco que abandonase el poder y restaurase la monarquía, reclamando así un régimen democrático. “En mi casa, don Juan de Borbón era el rey, y Franco el usurpador”, recordó el vizconde de Altamira. Monárquico como era él, Peñalosa decidió participar en la lucha antifranquista, en la que coincidió con republicanos y, con el paso del tiempo, le hizo oscilar hacia posiciones más izquierdistas.
A continuación, el cronista del Real Sitio, Eduardo Juárez, repasó, de forma breve, la biografía de don Juan de Borbón, entreteniéndose en multiples detalles, como su nacimiento en la madrugada del 20 de junio de 1913 o la rotura de cristales producido en muchas casas a consecuencia de los cañonazos festivos que se dispararon. Juárez habló también de su bautizo, en La Colegiata, y de sus primeros cumpleaños, celebrados hasta 1918 en el palacio granjeño. Para el historiador, el incendio que se produjo ese año en las estancias reales fue “una catástrofe” para el Real Sitio, pues desde entonces perdió la presencia anual de la familia real. Después, don Juan de Borbón acudió de forma esporádica a su cuna. Y, con el exilio, a partir de 1931, tardó décadas en regresar. Lo hizo en los años 70, y desde entonces sus visitas, oficiales y privadas, resultaron ya frecuentes. Así, acudió a la inauguración del Centro Nacional del Vidrio o cuando se produjo el traslado de los restos de la infanta Isabel, en 1991. Juárez dijo recordarle paseando por los jardines, como un vecino de La Granja más.
Para cerrar el acto, Vázquez aplaudió la iniciativa de Teresa López Ocón, de “La Casita de Cristal”, de impulsar la realización de una pieza en homenaje a don Juan de Borbón (un pisapapeles en el que aparece, con hilo de oro impregnado, el rostro del conde de Barcelona). Dicha pieza, a la venta en “La Casita de Cristal”, ha sido elaborada por los artesanos de la Real Fábrica de Cristales de La Granja.
Los restos de don Juan, ¿a La Granja?.- En su intervención en el homenaje, el cronista del Real Sitio, Eduardo Juárez, planteó una cuestión para el debate, el posible traslado de los restos de don Juan de Borbón al palacio de La Granja. “No me gusta verlo en El Escorial, debería estar en su pueblo”, defendió Juárez. Mientras que el alcalde, José Luis Vázquez, sostuvo que las futuras corporaciones municipales deberán de valorar si desean presentar alguna solicitud en ese sentido, Rodrigo Peñalosa defendió que el enterramiento de don Juan de Borbón en El Escorial se debe a un deseo expreso del rey don Juan Carlos I, como una forma de reconocimiento público. A pesar de no haber sido rey en vida, recibía en su tumba esa consideración.
