“¡Hay que allanar un poco más la entrada!”, grita Benigno Martín, alcalde de Aldealcorvo, desde la cabina del tractor que conduce. Se dirige al alguacil, Vicente, y a dos vecinos que, de forma voluntaria, colaboran en ultimar los preparativos para la inauguración, mañana sábado, del polideportivo “La Esteva”. “Aquí —explica uno de los vecinos presentes— no ha habido empresas adjudicatarias; todo lo hemos hecho la gente del pueblo”. El alcalde asiente, mientras se acomoda la ropa tras bajar de la máquina. “Yo soy uno más”, asegura el regidor.
Todo comenzó en 2012. Aunque se llevaba tiempo hablando de construir un polideportivo, ese año se produjo un hecho sorprendente. Un misionero nacido en Aldealcorvo, Eduardo García, decidió donar una parcela de una hectárea para que en ella se construyeran unas instalaciones deportivas. El terreno donado se sitúa en un paraje denominado “La Esteva”, a la salida del pueblo en dirección a Cantalejo.
En previsión de que el Ayuntamiento no conseguiría grandes ayudas para llevar a cabo las obras, el Ayuntamiento y los contados vecinos de Aldealcorvo —22 empadronados en la actualidad— decidieron asumir el proyecto como un reto colectivo, implicando a la asociación “El Picozo”, de cerca de 400 socios, y a la cooperativa local “San Martín de la Varga”. Las aportaciones económicas de vecinos y socios de “El Picozo” permitieron arrancar la aventura.
Y así, poco a poco, mediante hacenderas a las que acudía un buen número de personas (“hombres y mujeres, desde 25 a 82 años”), el polideportivo ha dejado de ser un sueño para convertirse en una realidad. “Los voluntarios —resalta el alcalde— han hecho de todo: una zanja de 500 metros para traer el agua desde el pueblo, el cercado del polideportivo, la instalación eléctrica, la plantación de unos 80 árboles…; todo, en definitiva”. “Todo menos la pavimentación de las pistas”, corrige uno de los presentes.
La inversión en materiales ha superado los 60.000 euros. ¿Y cuanto hubiera costado la mano de obra?. “¡Una barbaridad!”, responde el alcalde, que quiere agradecer a la Diputación la única subvención recibida, de 6.000 euros, y también la cesión de maquinaria para allanar el terreno.
Con una pista de paddle, una multiusos (para fútbol sala y baloncesto) y dos de juegos autóctonos, el polideportivo ya ha estado en uso el pasado verano. “Ha sido un éxito”, sostiene el alcalde, quien avisa que la puerta de las instalaciones permanecerá abierta, de forma que puedan entrar foráneos y utilizar las pistas, “siempre y cuando no haya gente del pueblo jugando”.
Y ahora, tras los remates, el polideportivo será inaugurado mañana, coincidiendo con la fiesta de San Martín de la Varga. A las 12 está prevista la misa y, a continuación, el acto inaugural. Una comida popular servirá después para celebrar este día histórico para Aldealcorvo. “Nosotros —decía, a modo de conclusión, uno de los voluntarios— lo que queremos es que Aldealcorvo, que es uno de los pueblos más pequeños de la provincia, siga existiendo, y sea un lugar acogedor”.
El padre Eduardo , el misionero donante
Nacido en Aldealcorvo, Eduardo García fue destinado en 1967 a África, a la actual Zimbabue, donde permaneció más de 40 años. Su trabajo en la escuela primaria de Dete y su impulso a una residencia de ancianos, entre otros proyectos que ha llevado a cabo, le hicieron merecedor de uno de los premios “Segovianos Solidarios” que concedía Caja Segovia. En la actualidad, el misionero vive en una residencia religiosa en la provincia de Madrid, donde se recupera de un ictus. Todos los veranos pasa una temporada en Aldealcorvo, y aunque mañana no asistirá a la inauguración del polideportivo, por su estado de salud, se espera que el próximo verano sea él quien bendiga las instalaciones construidas en la parcela que donó.