Un tornado azotó ayer un barrio periférico de la ciudad de Oklahoma, dejando una enorme devastación a su paso y al menos 24 muertos, si bien el número de víctimas no es definitivo, ya que 237 personas resultaron heridas de diversas consideración y hay decenas de desaparecidos bajo los escombros, por lo que las autoridades temen que la cifra de fallecidos, entre los que se encuentran nueve niños, se eleve con el paso de las horas.
Eso sí, el dato es, cuanto menos, esperanzador, después de que a primera hora de la mañana la portavoz de la oficina forense de la localidad, Amy Elliot, llegase a anunciar 95 decesos, que, posteriormente, rebajó hasta 51. En su última comparecencia, disminuyó aún más el balance y lo dejó en 24, tras apuntar que el «enorme caos» derivado de la tragedia había provocado que algunas de las víctimas hubieran sido registradas dos veces. Eso sí, quiso matizar que «todavía no hay cifras firmes».
Durante su estela de destrucción de más de tres kilómetros a través de Moore, una zona residencial de Oklahoma City, la tormenta dañó una escuela primaria y destruyó otra por completo, lo que hizo que el número de menores fallecidos fuera tan alto. Además, se teme que bajo los escombros haya más cadáveres.
Además hay varios pequeños desaparecidos, aunque algunos pudieron salvarse. Un total de 75 alumnos y profesores habían buscado refugio en el colegio cuando el huracán se desató sobre la zona.
El fenómeno meteorológico se abatió sobre el lugar con vientos de una velocidad de hasta 300 kilómetros por hora. Sobre las 15,00 horas del lunes locales (madrugada del martes en España), el ojo del tornado tocó tierra, solamente durante 16 minutos. Después, recorrió 20 millas (32,18 kilómetros) y azotó las localidades de Newcastle y Moore, donde las imágenes mostraban la columna oscura de enormes dimensiones que arrasaba casas, hacía volar por los aires los coches y no dejaba más que ruinas a su paso. En ese último distrito, fueron destruidas más de 300 viviendas y se interrumpieron todos los suministros de luz y de agua. Solamente había electricidad de los generadores de emergencia.
Según las autoridades meteorológicas, el tornado llegó a la Fuerza 5, la mayor en la escala de ciclones. El camino que siguió coincidió, además, con el del peor huracán jamás vivido en Oklahoma en 1999, en el que murieron 36 personas y fueron destruidos más de 8.000 edificios.
«Igual que en la película Twister», describió la situación una testigo, que explicó, entre lágrimas, que de su casa solamente quedó en pie una pared y que la tormenta también se llevó su automóvil.
Obama declaró zona de catástrofe los distritos de Cleveland, Lincoln, McClain, Oklahoma y Pottawatomie. Con ello se allana el camino para que las víctimas tengan acceso a medios públicos para recibir refugio y para la reconstrucción, indicó la Casa Blanca.
Ya el domingo había habido una serie de tornados en Oklahoma y en los estados de Kansas, Iowa e Illinois.
Casi acto seguido después de conocer la tragedia, las muestras de solidaridad se sucedieron. Vecinos que ayudaban en los rescates a los equipos oficiales para encontrar a familiares, vecinos y amigos, gente anónima que se acercó hasta la zona y donaciones, como la de la estrella del equipo de baloncesto de la ciudad Oklahoma City Thunder, Kevin Durant, que ofreció un millón de dólares a la Cruz Roja para ayudar a las víctimas.
