Mientras la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, se reunían ayer en Ankara para planear la caída del régimen sirio, sobre el terreno, los efectivos del Ejército de Al Asad y de las fuerzas sublevadas se enfrentaban en el centro de la capital del país árabe, convertido en un polvorín.
Los combates se produjeron cerca de la sede del Banco Central de Siria inmediatamente después de producirse una fuerte explosión, según explicó una fuente que prefirió hablar bajo la condición de anonimato por miedo a una posible represalia.
«La explosión ha sido grande. Ha habido duros combates durante bastante tiempo a lo largo de la calle Pakistán. Estoy muy cerca. ¿Ha podido oír eso?», relataba mientras durante la conversación se oían varias detonaciones.
La televisión estatal, por su parte, informó de que varios «terroristas» detonaron una bomba en Merjeh, un barrio del centro de la capital. Los milicianos están «disparando al azar para provocar el pánico entre los ciudadanos». La situación es de caos en toda la ciudad. La gente está aterrorizada y las autoridades están buscando ya a los grupos terroristas que han provocado esto», indicó.
También en Alepo proseguían los ataques. Las tropas gubernamentales sirias lanzaron bombardeos a en gran escala contra los rebeldes en la disputada ciudad con aviones de combate, tanques y artillería pesada. Los activistas hablaron de al menos 45 muertos, la mayoría en la localidad norteña.
La preocupación por el país llevó ayer a Estados Unidos y Turquía a aliarse para impulsar planes para Siria tras la caída del régimen de Bashar al Asad. Hillary Clinton viajó a Ankara para reunirse con su homólogo Ahmete Davutoglu, junto a quien advirtió de la escalada de la crisis humanitaria en el país. «Nadie puede decir cuándo caerá el régimen, pero llegará el día», señaló Clinton en una rueda de prensa conjunta en Estambul.
Y para entonces, EEUU y Turquía están preparando planes de contención, incluyendo uno para frenar un posible uso de armas químicas por el régimen de Bashar al Asad contra sus opositores.
La oposición tiene que recibir ayuda para proteger a las instituciones del Estado e instaurar un Gobierno pluralista y democrático, pidió Clinton, que subrayó que el objetivo central es el fin del conflicto y la dimisión de Al Asad. Además, es necesario asegurar los almacenes de armas químicas en el caso de una caída del régimen.
Clinton anunció que Washington donará 5,5 millones de dólares a la agencia de la ONU para los refugiados para ayudar a los sirios que se encuentran en Turquía.
