Por más que ni las declaraciones previas ni la propia coyuntura política, con el Gobierno sometido a un brutal desgaste a cuenta de la recesión, inviten al optimismo, el PSOE comienza hoy en el Congreso una ronda de contactos con los partidos parlamentarios para intentar aproximar posturas en torno al tan anhelado como esquivo gran pacto de Estado para luchar contra la crisis. Así lo anunció el Gobierno, cuya vicepresidenta segunda, Elena Salgado, volvió a agradecer al Rey sus gestiones para favorecer el necesario acuerdo, aunque, de inmediato, puso buen cuidado en recordarle al Monarca que la mediación entre las diversas partes es labor exclusiva del Ejecutivo, lo que, en otras palabras, supuso afear una vez más la injerencia del jefe del Estado.
Y, precisamente en ejercicio de tan monopolística responsabilidad, la también ministra de Economía detalló que los contactos se abrirán con CiU y acabarán, el día 26, con el PP.
No obstante, al menos de hacer caso a la socialista, no hará falta esperar tanto -quizá porque la cooperación de los populares se descarta de antemano- para conocer la viabilidad del entendimiento, puesto que será mañana en la Cámara Baja cuando el presidente Zapatero dé cuenta de las posibilidades reales de sellar un pacto con la oposición. En Moncloa existe el convencimiento de que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, se verá entonces forzado a detallar cuáles son las medidas para las que está dispuesto a arrimar el hombro.
La previsible, y negativa, respuesta del partido conservador la anticipó la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, quien, amparada en la circunstancia de que el PSOE haya relegado a la formación de Génova al último lugar de la ronda de contactos, consideró que los socialistas «no se toman en serio» el logro de un pacto anticrisis.
No obstante, la dirigente del PP reiteró que su grupo estaría «dispuesto a echar una mano» en el caso de que el inquilino de Moncloa presente un «calendario concreto» para impulsar la recuperación económica, pero en ningún caso habrá colaboración «para seguir haciendo un plan de austeridad que un día aprueba y al día siguiente vuelve a caer en el exceso de gasto». Además, a juicio de la vallisoletana, la intervención del Rey ha puesto de manifiesto que «el momento económico y social es mucho más grave que lo que el Gobierno está dispuesto a admitir». También se sumó a las críticas el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, quien consideró «muy difícil» llevar culminar el pacto, porque Zapatero «negó la crisis».
Bien podrían ser este tipo de reproches los que han llevado al portavoz socialista en la Cámara Baja, José Antonio Alonso, a relegar al PP. De momento, tras escuchar hoy a CiU, el jueves está citado con el PNV, ERC, IU-ICV y CC. La semana que viene será el turno de UPyD y BNG (el 23 de febrero) y Nafarroa Bai y UPN (el día 25).
A todos ellos detallará Alonso las medidas que el Gobierno baraja para salir de la recesión, pero el socialista también pretende «escuchar» qué propuestas tiene la oposición y, tras el pertinente análisis consensuar una estrategia común.
Lo primero que oirá el dirigente del PSOE será la ya manifestada intención de Josep Antoni Durán i Lleida, portavoz de CiU, de que la creación de empleo sea la pieza angular del pretendido plan maestro, que, siempre a juicio de los catalanes, deberá ir acompañado de, al menos, otros nueve aspectos: la liquidez del sistema financiero, la fiscalidad, la vivienda, la competitividad, la austeridad de las administraciones públicas, las inversiones en infraestructuras, la energía, la formación y las pensiones.
