Con la curiosidad, buena disposición y sentido crítico con el que un lector abre un libro elegido, los segovianos entraron ayer en la nueva sede de la Biblioteca Pública del Estado. Asumieron, además, el doble papel de autores y protagonistas de la historia que ha empezado a escribirse en este nuevo templo de la literatura que desde el barrio de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia se alza como un faro cultural para la ciudad.
Los usuarios y curiosos que según fueron pasando las horas iban ocupando las salas, se movieron entre libros, documentos audiovisuales, revistas, pero también entre cajas, plásticos y cables, sorteando a operarios que continuaban las labores de instalación y atendidos por prestos funcionarios de la biblioteca que ayer compaginaron sus habituales tareas con las de guías.
El tono de las conversaciones, la presencia de corros de personas mirando boquiabiertos al techo y a los lados, así como la rapidez de los movimientos de quienes se cruzaban por las instalaciones con cajas de material evidenciaba que no se trataba de una jornada normal en una biblioteca, sino del esperado día de estreno de unas instalaciones que han tardado cuatro años en construirse, entre 2011 y 214, y que han costado más de trece millones de euros al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.
Los visitantes, que debido a la lluvia llegaban mayoritariamente en coche particular o en el autobús de la línea 14 que para a la puerta de la Biblioteca Pública, eran recibidos en la fachada principal por unas grandes manos que salen de un mural en relieve, simbolizando el instante creador y la multiplicidad literaria. Ya dentro, lo primero que impresionó fue la amplitud de las instalaciones, en las que se da protagonismo a espacios diáfanos, la holgura con la que está colocado el mobiliario y los fondos de consulta y préstamo, y la presencia de luz natural que hasta en un día gris como el de ayer se cuela por las grandes cristaleras que rodean el edificio.
Todo el contenedor cultural cuenta con una superficie de 8.040 metros cuadrados útiles, distribuidos en tres plantas. En la planta baja se localizan la sala de adultos, sala infantil, ‘bebeteca’, sala juvenil, sala polivalente, sala de estudio, hemeroteca y sala de audiovisuales. Las otras dos plantas se dedican a las oficinas y los depósitos. También hay un aparcamiento. De momento solo se han puesto a disposición del público los servicios de préstamo y consulta, y la sala de estudio, mientras que se espera ofrecer la próxima semana la consulta con acceso a internet.
A los primeros usuarios les llamó especialmente la atención que el servicio de préstamo pudieran hacerlo, tanto en la recogida como en la devolución, a través de unas máquinas que solo requieren la lectura del código de barras de su carné de la biblioteca y del que llevan los libro y audiovisuales.
Fue muy elogiada la instalación de un buzón de entregas en el exterior del edificio, junto a la puerta principal, para facilitar las devoluciones sin ajustarse al horario y días de apertura de la biblioteca, que se mantiene de nueve de la mañana a nueve de la noche de lunes a viernes y los sábados de nueve a dos de la tarde.
También llegaron las primeras críticas al servicio puesto en funcionamiento en la calle Los Procuradores de la Tierra. La mayoría de las personas consultadas por este diario se mostraron comprensivas con la actividad frenética e impropia de un espacio de consulta que ayer reinaba por entender que se trataba del primer día de funcionamiento, pero sí lamentaron que después de meses de espera no se haya abierto con todas las instalaciones en uso.
Las principales quejas se centraron en los problemas de ruido que se detectaban en la sala de estudio y que, a la espera de más pruebas, puede mostrar deficiencias en el sistema de insonorización. La sala está situada junto al vestíbulo y la zona de información y préstamo, con paredes abiertas en la parte superior, por donde ayer se colaba un murmullo molesto para el estudio. Algunas de las deficiencias que con la puesta en marcha se han detectado han sido apreciadas por los responsables del servicio y comunicadas a la dirección facultativa de la obra para que las subsane, tal y como indicaron ayer el delegado territorial de la Junta, Javier López-Escobar, y la jefa del Servicio Territorial de Cultura, Ruth Llorente de Andrés, que a primera hora de la mañana estaban en la nueva sede.
“Estamos viendo los pequeños defectos que solo se aprecian cuando se pone en marcha una instalación y terminando de arreglar los temas pendientes”, dijo el delegado territorial destacando la complejidad de la puesta en funcionamiento de un centro cultural de 8.000 metros cuadrados y agradeciendo el esfuerzo del personal de la biblioteca. “Decir que es muy complicado se queda corto, hay que verlo para entenderlo”, comentó.
En todo caso, López-Escobar aseguró que las primeras horas de actividad transcurrieron con “tranquilidad” y aseguró que en las próximas semanas de enero y febrero se irán poniendo a disposición de los usuarios todos los servicios y actividades de la biblioteca.
Ajustes y deficiencias.
Parece que no hay estreno de inmueble en esta ciudad sin goteras e incidentes y más si se elige un día de lluvia como ha ocurrido con la Biblioteca Pública. Antes de abrir sus puertas ya hubo que colocar algún cubo en los pasillos (arriba). Además, durante toda la jornada los operarios siguieron sus trabajos, sobre todo en las salas aún sin uso (centro) pero también se encontraron anomalías en las que están a disposición de los ciudadanos, como anclajes que salían del suelo y que, a la espera de que llegue el mobiliario al que están destinados, serán ocultados.
