Llevaban demasiados años esperando este momento, y por fin llegó. Justo después de que se oyera el pitido del final del partido toda la alegría contenida y guardada para, precisamente, este instante, se desparramó sobre el césped del Mundial 82.
Por ello, es de entender que fuera complicado sacar alguna palabra de entre tanto abrazo, grito, manteo, chorro de champán, y lágrima de esas que gusta echar de vez en cuando, de las de felicidad.
A pesar de todo, en pleno jolgorio Víctor Pérez confesaba que “hemos estado todo el año trabajando para esto, y creo que nos lo merecemos. Hemos jugado como llevamos haciéndolo toda la temporada, y al final logramos los resultados. Era cuestión de tiempo”, afirmaba el defensa.
Y muy cerca de él, el capitán Ramsés resumía a la perfección, en solo seis palabras, el sentimiento que estaba viviendo en aquel momento: “No se puede ser más feliz”.
Otro de los veteranos de la Segoviana, su número ‘7’ Mariano, mientras miraba a la grada donde se encontraban los aficionados gimnásticos, recordaba que “llevamos toda la vida luchando por esto y lo hemos conseguido. Esto es muy emocionante”.
Finalmente Anel, el hombre del partido, con sus tres goles bajo el brazo, se mostraba muy satisfecho “por todo el trabajo del equipo. Ha merecido la pena. Esto es lo más grande que me ha pasado en mi vida como futbolista”.
Y ahora toca celebrar el ascenso en Segovia. Desde el Club ya se han puesto en contacto con el Ayuntamiento para los actos que tendrán lugar esta tarde, a falta de confirmar oficialmente la hora.
También hay que destacar el comportamiento de los seguidores de la Sociedad Deportiva Logroñés. Si ya hace una semana demostraron en Segovia ser una afición respetuosa y fiel a sus colores, ayer en su casa no podía ser menos, y no pararon de animar en ningún momento a los suyos, reconfortándoles después de caer eliminados y aplaudiendo a la Gimnástica Segoviana tras su victoria. Un aplauso que la plantilla azulgrana les devolvió antes de retirarse al vestuario.