La historia cuenta que fue San Francisco de Asís quien en 1223 decidió recrear con figuras las escenas más representativas del relato evangélico del nacimiento de Cristo. El correr del tiempo ha convertido la instalación del Belén -denominado así por el pueblo en el que se sitúa el nacimiento de Jesús de Nazaret- en una de las más hermosas tradiciones de las fiestas navideñas, de la que no se sustraen las iglesias y parroquias, ni tampoco las instituciones públicas y privadas. En estos días pocos son los templos e iglesias en los que no se encuentre un belén de mayores o menores dimensiones, o tan sólo el ‘misterio’ que recrea la imagen del Niño Dios acompañado por San José y la Virgen María. Los belenistas segovianos se afanan semanas antes del inicio de la Navidad por diseñar un belén que no sólo sirva para decorar el templo, sino también para llevar a cabo con imaginación y realismo la recreación de los hechos esenciales que los cristianos celebran en estos días de Pascua.
El fruto de este esfuerzo puede verse durante estos días en muchos lugares que abren sus puertas para recibir a los aficionados y curiosos que todas las navidades dedican su tiempo de ocio a realizar una particular ‘ruta de los belenes’ para disfrutar del talento y la ilusión de los voluntarios belenistas segovianos.
La ausencia del por otra parte añorado belén que la extinta Caja Segovia instalaba en el Torreón de Lozoya hace que el belén de la Diputación Provincial, que ocupa la parte central del patio de la sede de esta institución, sea ahora referencia obligada a la hora de emprender esta ruta belenista en la capital. Desde otros puntos de la ciudad surgen duros competidores como en el Cristo del Mercado, en cuya ermita se ha instalado un magnífico belén que este año recrea lugares históricos de la capital para situar las distintas escenas del nacimiento, o el de la residencia ‘Mi Casa’ de las Hermanitas de los Pobres, que sirve como acicate para conocer la labor de una comunidad entregada a la atención a los ancianos. Otros belenes como el instalado en San Antonio el Real muestran también belleza y respeto por el Nacimiento, y otros como el instalado en el santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla ponen en valor el Misterio, cobijado por el espectacular cuadro de ‘La Asunción’ de José de Ribera que se puede ver en la sacristía del templo.
En la provincia, los ejemplos abundan por doquier, y así son reflejados y premiados en el concurso provincial que anualmente convoca la Diputación Provincial para distinguir el trabajo de aquellos más originales y meritorios. Todos ellos ponen de relieve la importancia de una tradición que, pese a las modas y los giros sociales, no renuncia a permanecer en la sociedad.
