Infinidad de cartas se amontonan hoy en la casa de Víctor Barrio, en La Picota de Sepúlveda. Desde la muerte del torero, hoy hace justo un mes en Teruel, han ido llegando, día a día, desde todo el mundo, con idéntico mensaje, el de sincero pésame por la cornada de ‘Lorenzo’. Raquel Sanz, la viuda del diestro, lee de vez en cuando alguna. “No me consuelan, pero me reconfortan”, se la ha oído decir a sus más allegados.
Posiblemente, Víctor Barrio haya sido el nombre más pronunciado en España en los últimos 30 días. Nadie ha sido ajeno a su desaparición, y el mundo taurino, sin fisuras, lo ha presentado como su último héroe, impulsando homenajes en cada plaza de toros y en cada peña taurina. La familia del torero insiste una y otra vez en agradecer esas muestras de cariño, aunque reconociendo a renglón seguido que “todavía no tenemos fuerza” para asistir a ellas. Eso sí, a cuantas iniciativas en recuerdo de Víctor Barrio ha tenido conocimiento, ha enviado algún representante. Ya sea en Santander, en Zamora o en Herrera del Duque (Badajoz); da igual si el lugar es mayor o menor. Y también ha querido tener presencia en otros actos celebrados en la provincia de Segovia, como la colocación de un placa en el coso de El Espinar, una tertulia taurina en Mozoncillo o en los festejos del barrio de San Lorenzo.
Si Víctor Barrio ha sido de permanente actualidad este mes en los escenarios taurinos, también se han multiplicado las misas en su memoria. Después de la espectacular manifestación popular de duelo que supuso su capilla ardiente y el posterior funeral en Sepúlveda se han celebrado incontables misas por él en toda España, entre ellas en dos de las ciudades más taurinas, Sevilla y Pamplona. Las más emotivas de esas ceremonias, sin duda, la de Madrid y la del pasado sábado, en la Virgen de la Peña, la iglesia donde se casó, hace menos de dos años…
A otro nivel, la muerte de Víctor Barrio ha propiciado un profundo debate sobre las redes sociales que, previsiblemente, tendrá consecuencias legales a no mucho tardar, tal y como ya anunció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Los tuits ofensivos lanzados contra Víctor Barrio han puesto en el candelero al colectivo ‘animalista’, muy radical, ante el que ha llegado incluso a advertir el mismo Papa Francisco, quien aconsejó desconfiar de aquellos que “dicen querer a los animales pero olvidan al mismo tiempo a las personas”.
Víctor Barrio también ha tenido su lectura política. Aunque la mayoría de los políticos que se han lanzado al ruedo lo han hecho para defender la tauromaquia, no han faltado casos en sentido contrario. Y, en Segovia, ha generado polémica una moción del alcalde socialista de Cantalejo, Máximo San Macario, en la Diputación, pidiendo un minuto de silencio en memoria del torero, que no fue secundada por tres de sus compañeros de partido. Una iniciativa popular en Internet ha recogido ya cerca de 500 firmas reclamando la dimisión de esos tres diputados socialistas.
Un mes sin Víctor Barrio no ha acallado su nombre, pues. Por el contrario, cada día se escucha con más nitidez. Y se siguen organizando homenajes en su memoria. Como la corrida de toros que tendrá lugar en la ciudad de Cantalejo el 17 de agosto. A ella sí que asistirá la viuda del torero y su familia más próxima. Principalmente, en deferencia a Enrique Ponce y su esposa, Paloma Cuevas, volcados en atender a Raquel tras la tragedia.
En Valladolid, el 4 de septiembre, las principales figuras del toreo se reunirán para realizar su particular adiós al diestro nacido en Grajera. “Ahí quien va a faltar toreando es él”, se escucha por Sepúlveda. El gran José Tomás se quedará con las ganas de haber toreado, al menos una vez, con Víctor Barrio.
Un poco más adelante, para cuando llegue el otoño, se está preparando “un gran acto” en Madrid, y “que no sea triste”. Las Ventas, para Víctor Barrio, siempre fue su sueño. Nunca logró abrir la Puerta Grande. Pero, como le dijo hace unos días el popular padre Ángel, “has logrado abrir la Puerta Grande del cielo”. Posiblemente se la abriera la misma Virgen de la Peña, a la que tanta devoción tenía…
