Jugarse una temporada en 90 minutos: así se antoja la recta final para el Real Madrid, al que después de despedirse prácticamente de la Liga solo le vale levantar la Champions para firmar un año acorde a las expectativas.
Un solo partido, ante el Atlético en Lisboa el 24 de mayo, es lo que decidirá si los blancos realizaron una campaña normal o una gloriosa. Es la ruleta rusa a la que decidió jugar el conjunto de Carlo Ancelotti tras su inesperado empate (1-1) ante el modesto Valladolid, con el que dilapidó casi todas sus opciones de ganar el título.
El único dato positivo que encontró el campeón de Copa en ese grave tropiezo es que tendrá algo más de una semana para preparar exclusivamente la Champions, mientras que el Atlético tendrá que entregar todo su esfuerzo en las dos jornadas que quedan.
A cambio, la presión para el Real Madrid será máxima. Por una parte, están los 12 años que lleva sin ganar su torneo favorito. Y por otro aparece ahora la nueva carga de defender con un título mayor la inversión de más de 160 millones de euros realizada esta temporada con los fichajes de Gareth Bale, Isco y Asier Illarramendi.
Lo que ha ocurrido en la Liga rebajó notablemente el fulgor del aroma transmitido con su espectacular triunfo (4-0) en el campo del Bayern de Múnich en la vuelta de la semifinal continental.
Entonces, la escuadra de Chamartín parecía un cohete disparado hacia el éxito y el sueño del «triplete» (Liga, Champions y la ya conquistada Copa del Rey) parecía una posibilidad más que real. Pero llegaron dos empates seguidos en el torneo doméstico, ante Valencia y Valladolid, para quebrar el equilibrio de las emociones.
Si en el Allianz Arena el equipo pareció un ciclón físico, los dos últimos encuentros han permitido plantear el debate sobre su nivel y la capacidad de respuesta ante equipos que plantean un concepto dinámico de juego.
Esas dudas físicas sitúan a Cristiano en el foco. Se retiró en los primeros minutos del encuentro ante el Valladolid por fatiga muscular y sus hinchas tiemblan con la mera posibilidad de que el portugués se pierda el duelo de Lisboa. O incluso con que no llegue al máximo de su capacidad. Y a todo ello hay que añadir la baja de Xabi Alonso por sanción, un jugador para el que el equipo no tiene recambio de plenas garantías.
El Real Madrid se ha metido en un lío del que solo saldrá si conquista la décima. Es lo que separa una temporada histórica de otro año más de transición hacia la esperada estabilidad.
Di María no tiene nada grave
El argentino Ángel Di María podrá jugar la final de la Champions a pesar de que sufrió un problema en el abductor derecho y en el rotador de la cadera que despertó todas las alarmas cuando quedó tendido sobre el césped de Zorrilla casi al final del partido. Por su parte, el defensa Pepe se someterá hoy a unas pruebas para comprobar el alcance de los dolores que tiene en el gemelo. Cristiano Ronaldo, por su parte, hizo carrera continua, al igual que el galés Gareth Bale y el lateral Dani Carvajal, que no fueron convocados para el encuentro disputado en Valladolid.
