Ya lo avisó el pasado lunes el presidente electo ucraniano, Petro Poroshenko: la operación antiterrorista emprendida por el Gobierno interino contra las regiones separatistas del este será rápida y podría, incluso, «durar horas». De ahí, el recrudecimiento de la violencia en Donetsk, donde el Ejército llevó a cabo una ofensiva en el aeropuerto de la capital, que había sido tomado por los prorrusos, y la extendió hasta la ciudad, donde, según aseguró el presidente de la autoproclamada república popular, murió un centenar de personas, entre ellos al menos 50 civiles.
«Hasta el momento se sabe que más de 50 milicianos han perdido la vida», relato el máximo mandatario de la región, Denis Pushilin, quien agregó que, hasta ahora, ha sido «imposible» sacar los cuerpos de todas las víctimas porque «los francotiradores están disparando contra todos los que intentan aproximarse», de modo que se teme que la cifra de fallecidos podría incrementarse considerablemente.
Por su parte, el ministro del Interior, Arsen Avakov, aseguró que los enfrentamientos han causado «importantes bajas» en las filas prorrusas y «ninguna» en el bando de las Fuerzas de Seguridad.
Mientras, el viceprimer ministro, Vitaly Yarema, insistió en que no existe razón para declarar el estado de emergencia en las regiones orientales, donde la operación antiterrorista ha alcanzado su «punto de inflexión».
En este sentido, aseguró que los activistas «ya se han dado cuenta de que hacer enfadar al Ejército equivale a convertirse en su enemigo». «Ya han tenido la oportunidad de sentir eso durante los combates en el aeropuerto de Donetsk», agregó.
Ante esta situación, el presidente ruso, Vladimir Putin, reclamó al Gobierno de Ucrania que entable un proceso de diálogo con los separatistas que mantienen ocupadas diferentes instituciones y localidades en la parte este del país, al tiempo que exigió que detenga la ofensiva para acabar con las posiciones de los sublevados.
Asimismo, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseveró que detener el derramamiento de sangre es «el objetivo número uno para las autoridades de Kiev y una prueba de la duración» del éxito de Petro Poroshenko.
«Las elecciones han tenido lugar y respetamos la voluntad del pueblo, pero creemos que es absolutamente necesario detener toda la violencia», apuntó.
Observadores
Por otro lado, la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europa (OSCE) anunció que ha perdido el contacto con un equipo de cuatro observadores que se encontraban en Donetsk, sin que se conozca cuál puede ser su paradero.
Desde el Gobierno de Dinamarca indicaron que los desaparecidos, entre los que se encuentra un ciudadano danés, están retenidos por los separatistas.
Al parecer, el equipo, compuesto por un suizo, un estonio, un turco y un danés, realizaba una patrulla rutinaria la noche del pasado lunes cuando, según fuentes de Copenhague, fueron asaltados por activistas armados, que les capturaron.
A finales de abril, siete miembros de la OSCE fueron detenidos durante varios días por milicianos prorrusos en Slaviansk.
