El programa ‘Vacaciones en paz’ traerá la próxima semana a una quincena de niños saharauis desde los campamentos de refugiados de Tinduf hasta los hogares segovianos para pasar con las familias de acogida el verano, disfrutar de su cariño y recibir todo tipo de cuidados.
La experiencia de años anteriores demuestra que la solidaridad de los segovianos será recompensada ya solo con la posibilidad de poder vivir un intercambio cultural y, mucho más, por el derroche de afecto y gratitud que regalan los niños saharauis, dejando una huella vital, difícil de borrar. Así ha ocurrido en el hogar de Alejandra Pardillos Pastor, alumna del colegio ‘Santa Eulalia’ que ha ganado un premio nacional en el certamen escolar ‘Pequeños solidarios’ con el relato ‘Niños de otros pueblos’ donde da testimonio de la riqueza que aporta esta corriente de solidaridad, que se mueve en doble dirección, y nace de la convivencia con un niño saharaui.
El relato de la estudiante segoviana pasó una selección entre los trabajos de cien alumnos y finalmente ha quedado octava en el grupo de los veinticinco premiados con el obsequio de una tablet en el certamen nacional que convoca el Área de Acción Social de la Fundación Mapfre.
El concurso escolar ‘Pequeños solidarios’ pertenece al programa para la innovación educativa ‘Recapacita’, que entre otros objetivos busca concienciar y solidarizar a la ciudadanía, a los medios sociales y a la Comunidad 2.0, gracias a un intercambio de experiencias que Fundación Mapfre pretende cree un gran impacto social. La propuesta lanzada este año a través del certamen de relatos a los alumnos de Educación Primaria consistía en narrar una acción solidaria que hayan vivido o en la que hayan participado.
Alejandra Pardillos Pastor, apoyada por la tutora de la clase de 6º A, Isabel García Pérez, presentó una redacción en la que cuenta de forma muy natural como sus padres anunciaron la llegada de un niño saharaui a casa, las reticencias iniciales a que “me quitara el sitio”, el proceso de aprendizaje a convivir, los ratos enseñando a hacer una cama o conociendo los alimentos que se toman bajo una haima, y cómo poco a poco a base de “compartir y compartir” se convierte en un hermano más, con el que se pelea y se ríe. Un niño que lloró al llegar a Segovia y que en su despedida dejó llorando a quienes le acogieron durante un verano, tal y como ha contado Alejandra Pardillos.
