¿Cómo pueden ayudar las empresas a mejorar el modelo de movilidad de la ciudad?. Con esa premisa, David Bartolomé Consuegra y Cristina García Díaz han abordado un estudio sobre movilidad sostenible al trabajo y lo han aplicado a un caso concreto, los desplazamientos de los empleados de Caja Segovia.
Los autores son segovianos, aunque ambos trabajan en Madrid. Bartolomé estudió Administración de Empresas y Turismo y se especializó en desarrollo sostenible en la Royal Holloway (Universidad de Londres). Ha realizado investigaciones en Marruecos y trabaja en movilidad sostenible en la Fundación Movilidad. Es coautor de la ‘Guía de Movilidad Sostenible para la Empresa Responsable’, ha publicado varios artículos divulgativos y es miembro impulsor del colectivo Biernes para la promoción de la bicicleta a través del arte.
Por su parte, García Díaz, ingeniera de Montes (UPM), ha trabajado en control de plagas y desde 2001 lo hace para la Oficina Española de Cambio Climático, desarrollando una intensa labor a nivel nacional e internacional.
A través de la Obra Social de Caja Segovia obtuvieron una de las Becas de Medio Ambiente que convoca la entidad de ahorro para realizar esta investigación sobre ‘Movilidad sostenible al trabajo en Segovia’.
Según han explicado a EL ADELANTADO, la finalidad de este trabajo es plantear los problemas asociados a la movilidad y, al mismo tiempo, dar algunas pautas sobre las posibles soluciones. “Queríamos abrir el debate sobre un tema que afecta enormemente a la vida de las personas, y que tendrá cada vez más implicaciones en el futuro”.
La movilidad, añaden, es el conjunto de desplazamientos en sentido amplio (personas y mercancías) y “es uno de los temas más relevantes y de más actualidad en la agencia medioambiental. Tiene implicaciones enormes en la calidad de vida de las personas si pensamos, por ejemplo, en el tiempo y el dinero dedicado a desplazamientos, la calidad del aire y enfermedades asociadas, la congestión del tráfico, la ocupación del espacio, el calentamiento global, el ruido, el sedentarismo, etc”, dicen.
En Segovia la movilidad al trabajo representa la mitad de los desplazamientos que se realizan. Estos dos especialistas querían ofrecer un enfoque muy práctico, dejando a la Administración en un segundo plano. Por eso han utilizado como caso de estudio a los trabajadores de Caja Segovia y han partido del principio de corresponsabilidad: Administraciones, empresas, ciudadanos, ya que “todos debemos implicarnos en la generación de las soluciones”, apuntan. “No es posible avanzar echándole la culpa al Ayuntamiento, al Gobierno, al jefe, al vecino, a los de izquierdas o a los de derechas.. Todos tenemos un papel y capacidad para adoptar soluciones. Nuestro trabajo está dirigido al papel y capacidad de las empresas”, aclaran Bartolomé y García.
Evolución similar
Admiten los autores del estudio que Segovia tiene problemas “puntuales” de congestión y, sobre todo, de aparcamiento y ocupación de espacio pero señalan que “la evolución es similar a las de otras ciudades de su tamaño”. En este sentido advierten que la población ha desplazado su residencia a la corona metropolitana que en Segovia llamamos alfoz. De esta manera, se va produciendo una separación de los centros de residencia, trabajo y de ocio.
“Cada vez se producen más viajes, que son cada vez más largos y cada vez se utiliza más el coche, además de forma individual”, y por encima de la media nacional, según indican.
Aunque admiten que cada vez hay una mayor sensibilización medioambiental en aspectos como la separación de residuos, eficiencia energética, cambio climático, ahorro de agua, etc. y que, en el caso de la movilidad, cualquiera sufre la escasez de aparcamiento o atascos, “todavía estamos lejos, como ciudadanos, de hacernos responsables de nuestros hábitos de desplazamiento”, afirman.
En el caso de los empresarios “están aún más lejos de sentirse responsables por la movilidad que genera la actividad económica de su empresa. Trabajos como el nuestro sirven precisamente para divulgar estas cuestiones y dar ideas a quienes quieran ir por delante en las soluciones y en Responsabilidad Corporativa”, argumentan.
Por eso insisten en que lo prioritario es que la dirección de una empresa sea consciente de que tiene efectivamente una Responsabilidad Social; es decir, “debe plantearse cuál es su relación con la comunidad donde desarrolla su actividad, más allá de maximizar el beneficio económico, que es su objetivo lícito”.
En materia de movilidad estos dos investigadores consideran que lo ideal sería la existencia dentro de la empresa de un “gestor de movilidad”, una persona encargada de informar, que identifique los problemas y lleve a cabo actuaciones de mejora. Las medidas pueden ser de racionalización de horarios, tecnologías, de gestión de la flota de vehículos, formación o simplemente información.
Ponen el ejemplo de la empresa Gráficas Huesca, que ofreció un incentivo de 50 euros mensuales a los empleados que acudieran en bicicleta al trabajo. La noticia salió en muchos medios de comunicación nacionales y la empresa obtuvo un retorno en publicidad y reputación mayor que el coste de la medida.
Por otro lado, estos investigadores han desarrollado un método para calcular la Huella de Carbono —concepto que mide la emisión de gases de efecto invernadero, que agravan el cambio climático—, para conocerla y reducirla en la medida de lo posible.
