ETA está remodelando -forzosamente- su cúpula directiva. Y no es para menos, después de las numerosas detenciones (32 miembros arrestados en Francia y España en lo que va de año, lo que hace una media de un apresado cada dos días), que han supuesto sucesivos golpes a la banda. El último, la captura el pasado domingo del presunto número uno del aparato militar de la organización, Ibon Gogeaskoetxea. Muchos son los candidatos a dirigir el sector armado de los terroristas, pero, según desvelaron ayer fuentes de la investigación, el cargo dejado vacío recaería sobre Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, figura emergente y hombre de confianza de otro ex líder de la banda criminal, Garikoitz Azpiazu, alias Txeroki, detenido en 2008.
Los expertos en lucha antiterrorista calificaron a Carrera Sarobe, Ata, como el verdadero «hombre fuerte» de la organización y un auténtico estratega para la formación de los comandos.
Las mismas fuentes colocan a este navarro de 37 años en la Zuba, el comité ejecutivo de ETA, junto a Eneko Gogeaskoetxea -hermano de Ibon, detenido el domingo-, el veterano terrorista José Luis Eciolaza Galán Dienteputo y la presunta jefa del aparato político, Iratxe Sorzabal.
Hasta la operación policial del pasado fin de semana en Francia, Ata se encargaba de dirigir, «a pie de calle», a los cada vez más escasos y perseguidos comandos operativos.
Fue Carrera quien alquiló la furgoneta interceptada el pasado 9 de enero en Bermillo de Sayago (Zamora) cargada con explosivos y que, presuntamente, se dirigía a la base logística que la banda había instalado en una vivienda de Obidos (Portugal), desmantelada a principios de febrero y en la que se encontraron cerca de 1.500 kilso de explosivos.
son de la ‘línea dura’. A la sombra del presunto nuevo número uno de la organización criminal, los expertos colocaban a uno de los tres detenidos el pasado domingo en territorio galo, Beñat Aguinagalde, presunto asesino del empresario Ignacio Uría y del ex concejal socialista de Arrasate Isaías Carrasco. Un pistolero, Aguinagalde, especialmente «peligroso, violento y agresivo», y que representaba el sector «más duro» de ETA, el de los que apuestan sin fisuras por seguir matando a pesar de la delicada situación de la banda, asediada en todos los frentes.
Carrera, el nuevo hombre fuerte del aparato militar de la organización, cuenta no obstante con otro lugarteniente de peso: Mikel Oroz, al que se considera responsable de la fabricación y distribución de bombas.
Precisamente Oroz fue el dirigente etarra que ordenó instalar un taller de explosivos en Cataluña a Faustino Marcos, el terrorista detenido el pasado 16 de febrero en Portbou (Gerona) cuando intentaba cruzar en tren la frontera desde Francia. Marcos estaba a la órdenes de Oroz desde agosto de 2008 y se había dedicado fundamentalmente a la elaboración de explosivos, a la sustracción de vehículos y a la falsificación de placas de matrículas.
