Son muchos los esfuerzos que Israel, Palestina y la comunidad internacional han llevado a cabo a lo largo de los últimos meses para iniciar las conversaciones de paz que pongan fin al conflicto que vive Oriente Próximo desde hace varios años. Eso sí, toda esa buena voluntad parece haber quedado ahora relegada y la mayoría de ciudadanos de la zona, tanto hebreos como árabes, ven con escepticismo que el proceso pueda llegar a buen puerto.
En un gesto de buena voluntad, el Gobierno de Benjamin Netanyahu inició en septiembre la excarcelación de más de un centenar de presos palestinos, una actuación que fue bien recibida, más aún cuando un mes antes, en agosto, se había paralizado el diálogo entre ambos territorios tras la muerte de tres árabes.
No obstante, el Ejecutivo judío da una de cal y otra de arena a sus vecinos y las conversaciones vuelven a retrasarse pese a los esfuerzos del secretario de Estado de EEUU, John Kerry.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), liderada por Abu Mazen, no está dispuesta a retomar las negociaciones de paz si Israel prosigue con la construcción de asentamientos en territorio ocupado. Y, precisamente, ésta es la intención del Gabinete de Netanyahu, que tiene en mente levantar más de un millar de viviendas en Cisjordania, lo que ha llevado a Mazen y a su equipo a suspender, nuevamente, los encuentros bilaterales.
Desde 2010, el jefe de la ANP se ha negado a negociar mientras el Gobierno hebreo siga ampliando sus colonias. Entonces, en un nuevo intento por cerrar un acuerdo de paz, se levantó de la mesa y rechazó cualquier consenso mientras se continuase la construcción de inmuebles en Jerusalén Este.
La labor de la comunidad internacional, y principalmente del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien ha mostrado un especial interés en zanjar el conflicto en Oriente Próximo, se centrará ahora en intentar convencer a Netanyahu de que debe frenar los asentamientos, un empeño que puede caer en saco roto, puesto que el premier judío considera que no solo se trata de un derecho, sino también de un deber, el levantar viviendas para sus ciudadanos.
En un primer paso dado el pasado en noviembre, canceló 24.000 casas nuevas. No obstante, un día después anunció que la edificación continuará, aunque lo hará «de forma inteligente» «Nunca ha sido fácil, pero lo hemos hecho de modo responsable», agregó.
Ahora, quedará por ver si esa nueva «forma» podrá convencer a Palestina para volver al diálogo.
