Medio millar de deportistas han completado esta mañana la segunda edición de la marcha en mountain bike ‘Camino de San Frutos’, con salida desde Torrecaballeros y llegada a la ermita del patrón de Segovia, en término de Carrascal del Río. A lo largo de cerca de 70 kilómetros, los ciclistas han sufrido todo tipo de inclemencias del tiempo. De inicio, chispeaba. A ratos, llovió. En algunos tramos llegó a salir el sol. Y cuando los primeros estaban ya muy cerca de San Frutos, les cayó una gran granizada.
Tal y como estaba previsto, el primer avituallamiento se situó el Pelayos del Arroyo, pueblo en el que los participantes, la mayoría con el maillot que entregó El Adelantado, se presentaron en un santiamén. De allí, a Pedraza, en un trazado con continuas subidas y bajadas, de monte. El campo, en flor, estaba majestuoso, destacando sobre todos los colores el morado del cantueso. En Pedraza, frente a la Casa del Aguila Imperial, el segundo avituallamiento, un bocadillo de panceta, hecho por la familia de J. J. Aragoneses, deportista fallecido al que está dedicada la prueba. Camino de Orejana arreció el agua, aunque no fue por mucho rato, y en Consuegra de Murera, donde estaba el tercer avituallamiento, lucía un sol esplendido.
La última parte del recorrido se hizo por anchos caminos. El pelotón se fue estirando. Y los primeros ciclistas se presentaron en Villaseca, desde donde parte el camino que lleva a San Frutos, minutos después de la una de la tarde. Algunos quisieron llegar hasta la ermita mientras otros optaron por quedarse en Villaseca, donde el cocinero Julián del Barrio ha repartido cerca de 700 raciones de paella. Tras la comida en el frontón de Villaseca, los ciclistas han sido trasladados en autobuses a Torrecaballeros.
En el capítulo de incidencias, hubo que lamentar tres heridos, que fueron atendidos por las ambulancias de la organización, y posteriormente trasladados al Hospital General de Segovia.
