Este concierto en el ya tradicional, llevamos 16 ciclos, convenio de colaboración entre la Fundación Nicomedes García Gómez y la Sociedad Filarmónica de Segovia en un ejemplo de patrocinio, fue un ejemplo de música de cámara. Tres joyas del repertorio para el trío más clásico, piano, violín y chelo.
El programa ya reunía a tres grandes en el género, Mozart, Beethoven y Brahms, bueno, del género de tríos y de todos los géneros musicales habidos y por haber.
El de Mozart, en do mayor KV 548, es un trío galante y de circunstancias, que tiene la peculiaridad que el piano comienza con un tema como si empezara uno de los conciertos de piano del mismo autor, y cuando entran en materia los otros dos instrumentos, se establece el diálogo ya clásico en un trío.
El trío nº1 opus 70 de Beethoven, ‘De los Espíritus’, se parece al tocado a continuación, nº2 de Brahms, en el tiempo lento, son dos tiempos lentos pero apasionados, más melancólico y misterioso el de Beethoven y con una tristeza húngara el de Brahms, que en cambio en este último, da pie a un scherzo magistral, de esos que identifican al autor como un genio de la música apasionada.
Este trío de Brahms es menos rico en melodía que el anterior del mismo autor, el nº1 de la opus 8, pero no le puede ganar en romanticismo y fuerza expresiva. Es una obra, como otras de Brahms, modelo de clasicismo en las formas y revolución en el contenido, empieza el allegro en una forma sonata exquisita para desbordarse a continuación en un despliegue de inspiración, donde los diálogos entre violín y chelo imitan a la pareja eterna de amantes en una conversación que pudiera no tener fin, porque tampoco tiene principio.
Del trío de instrumentistas ya conocíamos a Clara Cernat, violín, y a Thierry Huillet al piano, dos instrumentistas experimentados con una facilidad para hacer música de cámara como los grandes. La violinista Clara Cernat, rumana, lució una riqueza de matices muy grande y una amplitud en el arco espectacular. Thierry Huillet, pianista francés, demostró buen mecanismo y una dedicación a la marcha de las obras digna de encomio. La chelista Laura Buruiana, también rumana, es joven y con una afinación muy buena pero, es normal, todavía tiene la rigidez de la falta de experiencia, todo lo conseguirá, porque tiene madera de artista y buenos profesores en sus compañeros.
Ante el éxito obtenido, ofrecieron la repetición de un tema del segundo movimiento del trío de Brahms, según Thierry, preferido de Clara Cernat, un ejemplo de romanticismo brahmsiano donde se conjuga melodía y fuerza emotiva.
