Segovia ha perdido a uno de sus hijos más ilustres. Carlos Herranz Cano nos ha dejado después de una vida entregada al progreso de la provincia que lo vio nacer y a la defensa de los valores que han levantado su grandeza. Como empresario, pero sobre todo como amigo, quiero rendir homenaje aquí, en las páginas de su periódico, a un hombre cuya generosidad, visión y amor por Segovia dejaron una huella indeleble en quienes gozamos del privilegio de su amistad.
Cuando conocí a Carlos, hace ya algunas décadas, supe que me encontraba ante un ser humano excepcional. Era de esas personas con las que se puede hablar de todo: de economía, de historia, de cultura, de política… Siempre con amplitud de miras y con Segovia, con su querida Segovia, como telón de fondo. En sobremesas distendidas y profundas, donde las ideas fluían con naturalidad, Carlos desplegaba su sonrisa, su verbo inteligente y culto y una pasión por esta tierra que emocionaba. Sus reflexiones sobre el potencial del turismo, del sector agroalimentario y del valor histórico de Segovia no eran palabras hueras, sino expresión de un compromiso sincero con el desarrollo de la ciudad y la provincia.

Desde su posición como editor de El Adelantado de Segovia, tarea que desempeñó durante casi cuarenta años, Carlos fue un verdadero faro para la sociedad segoviana. Nieto de Rufino Cano de Rueda, fundador del periódico, y sobrino de Luis Cano Lozano, referente del periodismo local, de ambos heredó una gran responsabilidad: ser la voz de Segovia. Bajo su dirección, El Adelantado se erigió en bastión del progreso y defensor de proyectos clave, como la llegada del AVE a la ciudad o la instalación de una universidad (primero SEK, después IE University) en el antiguo convento de Santa Cruz la Real, causas en las que siempre contó con el apoyo incondicional y la implicación apasionada de su esposa, Dominica Contreras, marquesa de Lozoya.
En mi ámbito, el empresarial, Carlos Herranz fue un pilar fundamental. Durante los inciertos y convulsos años de la Transición, cuando todo estaba por hacer, llevó a cabo una labor crucial como presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Segovia; de hecho, la entidad adquirió la Casa del Sello de Paños. También figura su nombre entre los fundadores de la Federación Empresarial Segoviana (FES) y de la CEOE, en cuyos foros defendió con firmeza el asociacionismo empresarial, la libertad de empresa y la economía de mercado. Liberal y conservador a la vez, pero siempre con un elevado sentido de la amistad y una cercanía que desarmaba, creía en una sociedad libre, culta y competitiva. Recuerdo con cariño y un inevitable poso de nostalgia nuestras conversaciones sobre el futuro de Segovia. Siempre insistía en que esta provincia tenía un potencial inmenso, si bien necesitaba de una sociedad civil fuerte y unida que le sacara partido.
Los desvelos de Carlos no se limitaban a lo económico porque abarcaban la cultura, la educación y la preservación del patrimonio histórico y artístico. Vocal del Patronato del Alcázar y patrono de la Fundación Don Juan de Borbón, era un verdadero humanista. Y un hombre generoso. Ese compromiso con Segovia anidaba en los pequeños gestos, en su disposición a escuchar, en su capacidad para hacer piña con quienes compartían su amor por esta tierra. Un caballero en el sentido más noble, un grande de España por títulos y condecoraciones, sí, pero también por grandeza de espíritu. Su vida es testimonio de lo que significa amar la tierra natal y trabajar incansablemente en su progreso.
El pasado miércoles le dimos el último adiós en el Monasterio de Santo Domingo el Real, pero su espíritu seguirá vivo en las personas que disfrutamos de su afecto. También en todos los segovianos que sienten el orgullo de serlo. Carlos nos enseñó que Segovia es una causa, una pasión, un compromiso. Y mientras sigamos defendiendo esa causa, él seguirá entre nosotros.
Descansa en paz, querido amigo.
Pedro Palomo Hernangómez: Empresario y expresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Segovia y de la Federación Empresarial Segoviana
