Carbonero el Mayor es mucho más que un conjunto de casas y calles. Es un crisol de historia, un lienzo donde el arte y la arquitectura se funden con las tradiciones y el alma de sus gentes. Pasearte por la villa es hacer un viaje en el tiempo, una invitación a descubrir un patrimonio que habla de fe, de ingenio y de una identidad forjada a lo largo de siglos. Entre los monumentos que no debemos perdernos está la Iglesia de San Juan Bautista. Además, también hay que ver la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Santuario del Bustar y un palacio del siglo XV, con elementos propios del estilo isabelino, el Palacio del Sello. Vamos a darnos una vuelta.
Primera parada: La Iglesia Parroquial de San Juan Bautista. Aunque su origen se remonta a la Edad Media, con vestigios que sugieren una primera edificación románica, la mayor parte de su actual fisonomía corresponde a una ambiciosa remodelación y ampliación llevada a cabo entre los siglos XVI y XVII. Su estilo gótico-renacentista, imponente y elegante, se manifiesta en su robusta torre, que se alza esbelta sobre el caserío, y en sus amplias naves. El exterior, sobrio pero grandioso, da paso a un interior que deslumbra por su riqueza artística, con una joya destacada, el retablo del Altar Mayor. En él se reúnen sabiamente las influencias flamencas e italianas, siendo uno de los retablos más sobresalientes del renacimiento en Castilla. Se sabe que en 1553 trabajaban en él dos pintores, Baltasar Grande y Diego de Rosales, a juicio del Marqués de Lozoya, posibles de discípulos del pintor flamenco lombardo Ambrosio Benson. En el cuerpo bajo aparecen representados los cuatro Evangelistas con sus respectivos símbolos alados, separados en el centro por el hueco del sagrario. Destaca por su realismo la figura de San Lucas.
No debemos perdernos la Iglesia de San Juan Bautista; la Ermita de San Miguel de Quintanas; y la Ermita de Santa Águeda. Además también hay que ver la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Santuario del Bustar y el palacio del sello, construido en el siglo xv
Pero la iglesia de San Juan Bautista no es solo su retablo. Sus capillas laterales, algunas de ellas fundadas por linajes influyentes, albergan otros retablos menores de gran valor artístico, con pinturas y esculturas que abarcan desde el Renacimiento hasta el Barroco. Las bóvedas de crucería, que cubren sus naves, demuestran la maestría de los canteros de la época, creando un espacio de gran altura y luminosidad. Las imágenes procesionales, el coro, el órgano y los elementos litúrgicos complementan un conjunto que es un verdadero museo de arte sacro.
Santuario del Bustar
En este Santuario se guarda y venera la imagen dela Patrona de Carbonero el Mayor. Etimológicamente el origen del topónimo Bustar tiene una clara procedencia latina, del vocablo bustum (lugar donde se quema) y derivada de burere (quemar), aludiendo así al lugar donde se carboneaba. El edificio está situado en un paraje llano denominado Los Ñares, cercano al río Pirón y distante unos 3 km. de la población. En el extremo sudeste de la Pradera se encuentra la Fuente del Pozuelo, lugar donde según la leyenda apareció la imagen de la Virgen.
La Ermita, actualmente de estilo barroco, es de una sola nave con bóveda de cañón y camarín de la Virgen. La imagen de la Virgen del Bustar es una talla románica de madera policromada del siglo XIII, no de bulto redondo, pues la parte posterior iba seguramente adosada al muro. Se trata de una Virgen con Niño, conforme al modelo bizantino, es decir, entronizada, hierática, coronada y con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda totalmente de espaldas a ella.
Es de destacar también la escultura de Cristo atada a la columna (s. XVIII) talla del escultor Joaquín Dumandré y el retablo, barroco del XVIII.
Más allá de su templo principal, Carbonero el Mayor conserva un interesante conjunto de arquitectura civil que nos habla de su pasado social y económico. Paseando por sus calles aún se pueden descubrir casonas que lucen blasones pétreos en sus fachadas, testimonio de las familias hidalgas que las habitaron y que contribuyeron al desarrollo de la villa.
La más destacada es el Palacio del Sello. Esta palacial casona, fue propiedad del linaje de los Del Sello. Es una construcción característica del siglo XV, con elementos propios del estilo isabelino. En la amplia fachada que da a la plaza se sitúa la portada, compuesta de un arco de grandes dovelas sobre el que se construyó un alfiz sostenido por ménsulas. Posterior a la edificación es el escudo de los Del Sello que ennoblece y preside la fachada, cinco castillos de oro en aspa sobre campo de azur.
La imagen de la Virgen del Bustar es una talla románica de madera policromada del siglo XIII, no de bulto redondo, pues la parte posterior iba seguramente adosada al muro donde se apareció
La Plaza Mayor, como corazón de la vida social del municipio, es un espacio que ha evolucionado con el tiempo. Aunque no conserva la tipología porticada de otras plazas castellanas, su configuración actual, con los edificios que la rodean, refleja la importancia de este espacio como centro de reunión, de mercados y de celebraciones.
Para los amantes del senderismo, se han establecido varias rutas que permiten disfrutar en primer plano de los encantos de la zona. Son recorridos cortos para disfrute de la naturaleza y unidos entre sí para poder alargar nuestro paseo. Extensos pinares, zonas de monte bajo con encina, campos de cultivo y las huellas de verdor trazadas por el bosque de ribera de los ríos Eresma y Pirón serán nuestros acompañantes. Los trinos de pequeños pajarillos (carboneros, herrerillos, gorriones…), la silueta de las rapaces (alcotanes, cernícalos, milanos…) y el fugaz paso de pequeños mamíferos (zorros, comadrejas, liebres…) darán un aliciente mayor a la marcha. Las perennes pinceladas históricas las ponen antiguos lugares, hoy poco frecuentados o abandonados, como Fuentes Carbonero y el Temeroso, las ruinas de antiguas ermitas, Santa Águeda y San Miguel Quintanas, antiguos molinos o el Santuario de Ntra. Sra. del Bustar.
Los recorridos que se ofrecen pueden también realizarse en bicicleta de montaña y a caballo.
La gastronomía local es otro pilar fundamental del patrimonio cultural. Platos como el cochinillo o el cordero asado, las sopas de ajo, la caldereta o los dulces tradicionales como los hojaldres y las rosquillas, son un deleite para el paladar y un reflejo de la riqueza culinaria castellana. La cocina de Carbonero el Mayor, sencilla y contundente, se basa en los productos de la tierra y en las recetas transmitidas de madres a hijos.
Hemos dejado para el final lo más valioso. Cualquiera que se acerque este fin de semana a Carbonero podrá comprobar de primera mano que sus vecinos son acogedores como pocos y que en cuanto llegues, te harán sentir uno más de la fiesta.
