Dejando a un lago la maravillosa presentación de la corona de la Virgen de la Fuencisla ofrecida en el video proyectado el día de la entrada de la Imagen en la catedral, invito a los lectores a contemplar su imagen. Si la corona es fruto del aprecio del pueblo segoviano, la imagen muestra la fuerza de la devoción del pueblo cristiano.
Los devotos segovianos sabemos que la imagen de la Fuencisla no recoge toda la grandeza de la Madre. Pero la imagen es importante en cuanto es icono y resplandor de la Virgen bendita. Los cristianos no adoramos nada más que a Dios, aunque la devoción segoviana añada unos quilates de oro a su patrona al llamarla “madre a_dorada” sin identificarla con el amor divino que es ad_orado.
Invito a los segovianos a la lectura del escrito de Mariano Quintanilla con el que podrá disfrutar con su científica descripción de las diversas imágenes de la virgen de la Fuencisla, aunque olvide un lienzo existente en la Paz de Bolivia desde el siglo XVIII. Su lectura les ayudará a descubrir las bellezas de la imagen que habita bajo las peñas grajeras.
Ofrezco, sin entrar en el análisis de la riqueza de colores y pliegues del manto, cómo puede ver un devoto hoy la imagen de la Fuencisla. La Virgen de la Fuencisla es representada en una imagen que la muestra con un rostro de belleza serena y un tono de piel trigueño, coronada y sosteniendo una vela en su mano derecha, que simboliza a Cristo como la luz del mundo, lo que la puede vincular con la Imagen de la Candelaria. Aunque la composición de su altar en el santuario puede variar, la figura central de la Virgen es la que más se ajusta al modelo original, y su veneración está asociada a la leyenda de su hallazgo y a la historia de la ciudad de Segovia.
La Virgen está coronada con doce estrellas, un símbolo que realza su carácter celestial y su distinción. Invito al lector a contemplar la bella descripción del video antes citado.
La imagen sostiene una vela encendida en su mano derecha. Esta vela es un símbolo de Cristo resucitado como “luz del mundo”, de ahí que esta advocación sea también conocida como Virgen de las Candelas o Virgen portadora de la luz divina. La vela que porta es un símbolo de esperanza y de la presencia de Cristo como la luz que ilumina al mundo, un tema central en el cristianismo, visto desde la Eucaristía que hace presente la fiesta segoviana de la catorcena.
Su rostro y manos, empastados y de un tono trigueño suave, le otorgan una belleza natural y única. Invita a imaginarse a la Madre aceptando las plegarias y suplicas de los devotos segovianos. Ella acoge sus deseos con la suavidad de su semblante y la postura de sus manos abiertas.
La leyenda atribuye la imagen a San Lucas y su hallazgo a una judía durante la ocupación musulmana, restableciendo su veneración, lo que la conecta profundamente con la historia de Segovia, con la devoción eucarística y la cercanía al pueblo hebreo.
Aunque la descripción artística se enfoca en la imagen, la Virgen de la Fuencisla es la patrona de Segovia, lo que le otorga una gran relevancia espiritual y cultural para la ciudad. Como aparece en su himno “Los segovianos, que tanto te aman, Patrona excelsa, Reina te aclaman, Madre de Dios”.
Sin lugar a dudas que la imagen de la Virgen de la Fuencisla expresa que es: Virgen bendita, Madre a-dorada, Fuente que mana, Santa María, Patrona, Reina, y Madre de Dios.
Hay por tanto dos actitudes del vidente que contempla esta imagen: la del técnico en arte que se fija en el equilibrio entre los pliegues, los colores, y la figura que jamás podrá separarse de lo que representa y de sus símbolos. Y la del devoto quien la ve como lo que es (madre adorada. Fuente que mana, Madre de Dios), se dirige a ella en son de petición (danos el agua de tus raudales, la miel de tus panales y tu amor) y manifiesta su fidelidad y sumisión (dispuesta a misionar) (un pueblo que vibra de amor, con el anhelo de hacer el bien) para terminar pidiendo su protección.
